Por: Editorial El Clavo.
Estamos a unos cuantos días de las votaciones presidenciales en las que, en una segunda vuelta apretada según varias encuestas donde se asegura que habría un empate técnico, el candidato Rodolfo Hernández, apoyado por el sector derechista y coservador colombiano, quiere vencer al candidato de la izquierda Gustavo Petro. Candidato que se ha apalancado con un discurso lleno de mitomanías a lo largo de sus campañas, un ex militante de la guerrilla del M – 19, que asegura ser el cambio que espera el país… ¿Pero por qué esto no es tan cierto? ¿Por qué se le debe tener el verdadero temor a un candidato narcisista y prepotente? Continúe leyendo.

Primera razón: El odio y temor hecho persona.
A lo largo de las campañas presidenciales en las que ha estado Petro, siempre ha generado un discurso del odio que implica aumentar su ego y mostrarse como “el candidato que se necesita para un verdadero cambio”. Discurso que se ha usado históricamente en Colombia para las campañas políticas, pero que no le caen muy bien a sus palabras, pues está demostrando que es igual a los demás, y no un “mesías” como algunos políticos y simpatizantes lo catalogan.

Ese señor de gafitas, aparentemente sereno y tranquilo, con un discurso siempre bien fundamentado en historia y conocimiento amplio de la nación, también es el candidato del temor. Candidato aquél por el que varias personas (y día a día son más) empiezan a decir “voto por x por no votar por Petro”. Esa, quizás, es la frase más sonada últimamente en las redes sociales. Pero… ¿por qué?

Las personas están dejándose llevar por varias razones que han circulado en las redes sociales. Según varias vallas promocionadas por el candidato Rodolfo Hernández, las personas empiezan a preguntarse si el “cambio” que busca Petro es semejante al “cambio” que vivió Venezuela. Aquí, los hermanos que tuvieron que salir de su país a causa de una dictadura de izquierda, también han ayudado a explicar a las personas de que este no es el cambio verdadero, y que tan sólo es un espejismo de lo que a ellos les ocurrió.

Segunda razón: Incoherencia en su discurso.
Petro se la ha pasado diciendo que es el cambio, y ante esto también asegura que no permite la cercanía, en el Pacto Histórico, con candidatos del continuismo o los tradicionales, y fue una frase que usó mucho en su campaña presidencial, pero luego de las votaciones de la primera vuelta, al candidato le tocó aceptar partidos tradicionales que han estado desde el inicio de la nueva era de la política colombiana, como a personas del Partido Liberal, quienes han tenido un gran historial de corrupción dentro de su movimiento.

También, la adhesión “inesperada” de unos candidatos que lo empezaron a apoyar luego de que en los debates él tildara de corruptos, e incluso de que eran más de lo mismo. A Petro se le acaban las opciones, Petro se ve en la cuerda floja, y necesita conseguir votos como sea.

Tercera razón: Cambios populistas que quiere ejecutar en su llegada a la casa de Nariño.
Gustavo Petro se ha llenado la boca diciendo que ejecutará algunos cambios importantes en algunos departamentos del Gobierno, donde le toca las fibras a los más pobres, pero que cuando uno se sienta directamente con lápiz y papel, las cuentas no dan para esos cambios desproporcionados y se genera temor por un posible fallo en su administración.

Es el caso de la reforma a las Fuerzas Militares, donde quiere reestructurar al Ejército Nacional, y que pretende desarmar a la Policía, para que dejen de ejecutar funciones armadas y más bien tengan una función a modo de posconflicto, situación que está mal vista por las personas del común, quienes aseguran que antes se necesita la presencia militar y policíaca en las ciudades donde la creciente inseguridad ha causado temor en la ciudadanía de a pié.

También está el de la expropiación administrativa de terrenos para comprar, con dinero del Estado, el monto que se crea conveniente por latifundios que sean improductivos. Para algunos economistas la situación no es tan viable, porque asemeja a lo que ocurrió en Venezuela, donde la mirada comunista del quitarle a los ricos para darle a los pobres podría generar una desestabilización general causada por la propuesta de darle tierras a las personas que no tienen… Además, llega el tema de la infraestructura del campo, donde no hay la facilidad de poder extraer los productos que se cultiven, y si la hubiera, no hay las garantías para una educación agrícola, necesaria para poner a producir las tierras que se “expropien legalmente”.

El candidato Gustavo Petro, líder del Pacto Histórico, quiere generar un cambio en el país. Hoy las personas están votando por eso, y aunque Rodolfo Hernández haya subido al trono de la segunda vuelta de una forma misteriosa, también exalta un cambio gracias a su discurso anticorrupción, que tampoco tiene mucho sustento gracias a su proceso legal por el caso Vitalogic.

El domingo habrá que votar conociendo lo malo de ambos y, lastimosamente, votar por el menos malo. El que vaya a generar el mejor cambio, así sea mínimo. Se acaban las opciones de una votación que ponga feliz a la gran mayoría de las personas, pero se expanden las esperanzas de las mismas.

Mi invitación es al voto con conciencia, con sabiduría, y sustentado en análisis, lecturas, audios e imágenes reales, y no dejarse llevar por fakes news. Mi invitación es al voto seguro, pero al voto. Es el único derecho que puede sacar a la población de más de 20 años de unas políticas que han venido en decadencia. Vote bien, vote por Colombia.