En un mundo dominado por los hombres, una chica de veintipico —impresionante voz y gran magnetismo en el escenario— logró imponer su estilo único. Luego, la muerte abrupta la volvió mito. Radiografía de una artista incomparable.

Monterey, California, 17 de junio de 1967. Una banda que solo era conocida en el área de San Francisco sube al escenario del Festival Internacional de Música Pop. Solo le bastaron veinticinco minutos y cinco canciones para conquistar al público. El cierre, una versión del clásico de Big Mama Thornton “Ball And Chain”, fue particularmente electrizante. La cara boquiabierta de Cass Elliot, cantante de The Mamas And The Papas, lo dice todo. “Oh, wow, eso fue intenso”, se puede leer en sus labios en el documental de D. A. Pennebaker sobre el mítico evento. Quien la había deslumbrado era la cantante de Big Brother & The Holding Company, una joven de 24 años llamada Janis Joplin, que de la noche a la mañana se convirtió en la primera estrella femenina del rock, un género que, a diferencia del jazz y del blues, aún no tenía mujeres entre sus principales figuras. Su temprana muerte fue un golpe duro, pero, a ocho décadas de su nacimiento, su influencia sigue siendo incuestionable.

“Texas está bien si querés sentar cabeza y hacer la tuya en silencio, pero no es para gente extravagante, y yo siempre lo fui. Allí yo era una beatnik, un bicho raro. Me trataron bastante mal”. Así se sentía Janis Lyn Joplin, que llegó al mundo el 19 de enero de 1943 en la ciudad de Port Arthur, epicentro de la industria petrolera de los Estados Unidos. Su padre, de hecho, era un ingeniero que trabajaba para Texaco.

Era la mayor de tres hermanos y nunca encajó en las instituciones educativas, ni en el secundario ni en la preparatoria, donde sufrió la indiferencia y el bullying. En la universidad fue votada como el “hombre más feo del campus”, un episodio que nunca pudo superar del todo. Su pequeño grupo de amigos de la adolescencia, tan marginado como ella, la introdujo al blues y al folk, a artistas como Bessie Smith y Lead Belly, figuras que la llevaron a desarrollar su carrera como cantante. “Cuando vio a Elvis en The Ed Sullivan Show haciendo “Hound Dog”, empezó a investigar y descubrió que la versión original era de Big Mama Thornton. Cuando la escuchó, le voló la cabeza”, afirmó a CBS Holly George-Warren, autor de la biografía Janis: Her Life and MusicThornton fue una cantante de blues y R&B que a pesar de no haber obtenido el reconocimiento que merecía, fue fundamental en la creación del sonido del rock and roll. El hecho de que una joven blanca proveniente de uno de los estados más conservadores y supremacistas de los Estados Unidos escuchara música negra no era algo común. Tampoco que se identificara con la generación beat. “Yo siempre quise ser artista, sea lo que sea, de la misma forma que otras chicas querían ser azafatas. Yo leía, pintaba, pensaba”, afirmó.

Empezó a cantar tímidamente en bares y pubs de Texas y hasta grabó un jingle para un banco, una versión del clásico tema folk de Woody Guthrie “This Land Is Your Land” (“Esta tierra es tu tierra”) adaptado a “This bank is your bank” (“Este banco es tu banco”).

En 1963 abandonó Texas y haciendo autostop junto a su amigo Chet Helms se dirigió a San Francisco, donde estaba emergiendo una contracultura con la que ella se sentía más identificada. Helms había estado allí antes y había descubierto una escena musical en la que él apostaba que Janis podría encajar bien. En la Costa Oeste cantaba a la gorra y ocasionalmente se presentó en vivo con Jorma Kaukonen, futuro guitarrista de Jefferson Airplane, otra de las bandas que cumplirían un papel fundamental en el rock psicodélico de fines de los 60. Una grabación pirata, editada oficialmente en 2022 como The Legendary Typewriter Tape, los muestra revisitando viejos standards de blues con una base rítmica hecha con una máquina de escribir a cargo de Margareta, la esposa de Kaukonen.

Esos años fueron los más oscuros para ella. En su búsqueda por encontrase a sí misma llevó un estilo de vida plagado de excesos de drogas y alcohol que terminaron con su detención por robar un negocio. Al tocar fondo regresó a Port Arthur con sus padres, volvió a anotarse en la universidad y logró recuperarse y mantenerse limpia.

En 1966, sin embargo, Helms volvió a contactarla para que se sume a la banda que estaba manejando, Big Brother & The Holding Company, que como residente del célebre Avalon Ballroom estaba empezando a llamar la atención en la comunidad hippie. El manager creía que el grupo necesitaba una voz poderosa y pensó que Janis era la indicada para asumir ese rol.

Con ella al frente, el nuevo quinteto pasó de hacer una música instrumental de corte progresivo a tocar canciones en un formato más tradicional y con una mayor influencia del blues. El impacto fue inmediato y rápidamente su popularidad se extendió a través de toda el área de la Bahía de San Francisco.

El sello independiente Mainstream Records grabó su primer álbum homónimo, pero sus sencillos vendieron tan poco que no salió a la luz hasta después de su consagración en Monterey, cuando por fin su nombre tuvo un alcance nacional.

Entre la salida del primer LP y del segundo, en 1968, la figura de Joplin no hacía más que crecer, incluso a una mayor velocidad que la de toda su banda. Cheap Thrills fue un salto en todo sentido. Lanzado por una disquera grande como Columbia, alcanzó el primer puesto del ranking Billboard durante ocho semanas no consecutivas de la mano del clásico “Piece Of My Heart”. A pesar de haber sido grabado en estudio, el productor John Simon -reconocido por su labor en Songs of Leonard Cohen– logró capturar la crudeza de la banda en directo, incorporó aplausos e hizo una mezcla despareja para dar la sensación de que se trataba de un registro en vivo similar al que estaba cautivando al público a lo largo y a lo ancho de los Estados Unidos. A diferencia de su predecesor, la voz de la cantante acapara toda la atención.

El magnetismo de Janis opacó rápidamente a Big Brother & The Holding Company y en 1969 inició su carrera en solitario con I Got Dem Ol’ Kozmic Blues Again Mama!, un álbum donde se alejó un poco del rock y se aceró más al pop y en especial al R&B. Su nuevo grupo, la Kozmic Blues Band, tenía en su formación teclados y una sección de vientos inspirada en los músicos de soul del sello Stax.

La velocidad meteórica con la que sucedió todo en la vida de Janis Joplin hubiera apabullado a cualquiera, pero en el caso de una adicta recuperada, las consecuencias podían ser fatídicas… y lo fueron. Cuando su carrera empezó a despegar tras su regreso a San Francisco, no tardó en volver a consumir drogas y alcohol en grandes dosis, pero su final empezó a vislumbrarse cuando empezó a inyectarse heroína con mayor asiduidad. Tenía una de las voces más poderosas del rock and roll y estaba conquistando al mundo entero, pero la indiferencia y el maltrato que había recibido de sus pares durante la adolescencia la habían hecho vulnerable e insegura. Su concierto en el Festival de Woodstock quedó un tanto opacado por su estado. La cantidad de gente que había asistido, sumado a las diez horas de retraso que sufrió su presentación debido a las deficiencias de la organización, hicieron que su paso por ese escenario, que devendría en acontecimiento histórico, no fuese el mejor, a punto tal que ella misma pidió que se omitiera su participación en el clásico film que hizo Michael Wadleigh sobre el evento.

Más allá de algunas parejas estables que tuvo, Janis saciaba su necesidad de sentirse deseada con un intenso apetito sexual. En una época donde se estaban rompiendo ciertos dogmas, ella fue de las primeras que tiraron abajo muchas barreras que permitieron equiparar a hombres y mujeres en muchos aspectos: no solo tomaba la iniciativa, sino que fue abiertamente bisexual en una sociedad que veía a la homosexualidad como una obscenidad.

Los excesos eran una forma de esconder que, el fondo, se sentía sola. En su libro Éramos unos niñosPatti Smith, que conoció a Janis durante su estadía en el hotel Chelsea de Nueva York, describe la frustración que sintió la cantante de “Piece Of My Heart” cuando un joven con el que había estado flirteando en una fiesta se fue con otra chica. Su muerte, ocurrida el 4 de octubre de 1970 en una habitación del Landmark Motor Hotel de Los Ángeles, se produjo por una sobredosis de heroína que consumió, según recaban varias biografías, por no haber estado acompañada esa noche. Tanto su amiga y amante (y compañera de agujas) Peggy Caserta como su prometido Seth Morgan –un joven dealer que en 1990 publicó una novela sobre yonquis y luego falleció en un accidente de motocicleta- habían prometido visitarla esa noche y ambos le fallaron. “La dejaron con poco más que un profundo abismo de tortuosa soledad”, escribió Myra Friedman, quien fue su publicista y es autora del libro Buried Alive: The Biography of Janis Joplin, editado en 1973, al describir el sufrimiento interno que padecía la cantante, que perdió la vida a los 27 años, al igual que otros artistas de su generación, como Jimi Hendrix y Jim Morrison.

Al momento de su muerte, Janis Joplin estaba grabando un álbum acompañada de una banda de rock, la Full Tillt Boogie Band, integrada por un quinteto de músicos canadienses. Las nuevas canciones tenían un trabajo más refinado que las de su debut en solitario gracias a la producción de Paul Rothchild, célebre por el sonido que logró con The Doors en el estudio, y funcionan a la perfección como muestra de la versatilidad que tenía su voz.

En Pearl conviven el rock, el soul, el folk y el blues amalgamados en el impresionante caudal vocal de Joplin. Editado de forma póstuma el 11 de enero de 1971, se convirtió en el disco más exitoso de toda su carrera, además de ser una pieza clave del rock de los 70. Su versión de “Me and Bobby McGee” de Kris Kristofferson –con quien tuvo una breve relación- fue un hit sin precedentes, mientras que “Mercedes Benz” quedó en la historia por ser lo último que grabó, junto con una canción a modo de saludo de cumpleaños para John Lennon. Registrada en apenas una toma, se trata de una balada folk en la que Janis le pide a Dios que le compre objetos suntuosos. Rothchild tuvo el buen tino de dejar la voz a capella, sin ningún otro arreglo, para que no quedaran dudas de su destreza. Escuchar esa composición que hizo junto al músico Bob Neuwirth inspirada en un poema de Michael McClure es como sentir al oído su último aliento.

El otro signo de la ausencia de la cantante que dejó el productor fue “Buried Alive in the Blues” (“Enterrada viva en la tristeza”), que quedó en el LP como un tema instrumental. ¿La razón? Joplin debía haber grabado las voces el día que hallaron su cuerpo sin vida. En su memoria, Rothchild decidió dejar la pista inconclusa. Son tan solo dos minutos y medio, pero es imposible no extrañar a la cantante durante ese breve período.

En tan solo cuatro años y cuatro discos, Janis Joplin reconfiguró radicalmente el rol de la mujer en el rock and roll. Hasta ese momento, las chicas tenían un papel secundario y, como máximo, podían aspirar a estar al mismo nivel que los demás miembros del grupo. Las que tenían una carrera solista, por su parte, en general hacían una música intimista y de bajo perfil. Ella, sin embargo, con su impresionante voz y su carisma, eclipsaba a todos los que estaban a su alrededor. Fue una estrella de rock con todas las letras que construyó su propio mito con un talento sobrenatural, un magnetismo inigualable y un look que marcó tendencia. Como dijo su hermana menor, Laura Joplin, al Washington Post: “Janis representa la fuerza de las mujeres por sí mismas”, es decir, además de una intérprete superlativa, fue un símbolo del empoderamiento femenino antes de que el concepto entrara en el léxico universal.