La misión Artemis I tomó vuelo en las primeras horas de este miércoles después de meses de anticipación. El evento histórico dio inicio a un viaje que enviará una nave espacial sin tripulación alrededor de la Luna, allanando el camino para que la NASA regrese a los astronautas a la superficie lunar por primera vez en medio siglo.

Artemisa 1 acaba de despegar hacia la Luna, con dos meses y medio de retraso sobre la fecha, el 29 agosto, debido a varios aplazamientos por problemas técnicos. El cohete más grande jamás construido ha encendido sus motores en Cabo Cañaveral y ha salido disparado hacia el cielo de Florida. Dos minutos después, se han separado los propulsores de combustible sólido, y la fase central ha seguido ascendiendo con la nave Orión en lo alto. Si todo sale como está previsto, tras separarse del lanzador y desplegar sus paneles solares, la cápsula Orión estará pronto en rumbo a la Luna.

Con el despegue de Artemisa 1, comienza la reconquista de la Luna. Medio siglo después de la última misión Apolo, otra nave estadounidense con capacidad para llevar astronautas viaja hacia el satélite. Pero no va tripulada. Artemisa 1 es un primer ensayo del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS, por sus siglas en inglés) y la cápsula Orión, cuyo director de guiado y control es el ingeniero español Eduardo García Llama.

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La misión durará 25 días, 11 horas y 36 minutes, durante los que la cápsula orbitará la Luna antes de amerizar el 11 de diciembre en el Pacífico, frente a San Diego. Si todo sale bien, habrá otro vuelo similar, Artemisa 2 –ya tripulado–, en 2024 y, un año después, una mujer pisará la Luna en la misión Artemisa 3. La NASA ya ha elegido trece zonas del polo sur lunar para ese aterrizaje.

A diferencia de los años 60, esta vez el objetivo de la agencia espacial estadounidense y de la europea, que se ha encargado de la construcción del módulo de servicio, es que el viaje a la Luna sea para quedarse. Artemisa 3 sería la primera de una serie de misiones que culminaría con la creación de una base lunar permanente en el polo sur, donde se cree que hay agua en abundancia, que serviría de campo de pruebas para el futuro asalto humano a Marte. Ese puesto avanzado lunar sería una realidad a principios de la próxima década, según los planes de la NASA y la ESA.

Diferencias materiales con el Apolo

Si todo sale bien en esta primera misión –no tripulada– y en la siguiente –ya con astronautas– del programa Artemisa, una mujer se convertirá, no antes de 2025, en el decimotercer ser humano que pise otro mundo.

La conquista de la Luna fue el gran hito de la Guerra Fría. La Unión Soviética lanzó el 4 de octubre de 1957 el primer satélite artificial, el Sputnik, y, cuando en Washington todavía no se habían recuperado del revés, Moscú puso en órbita al primer humano, Yuri Gagarin, el 12 de abril de 1961.

Con el país humillado, el presidente Kennedy se comprometió a llevar a un hombre a la Luna y traerlo de vuelta sano y salvo.

Así lo anunciaba en la Universidad de Rice (Texas) el 12 de septiembre de 1962 el entonces presidente de los EEUU. Después de doce misiones y tres muertos –los tripulantes del Apolo 1, al incendiarse la cápsula durante una prueba de despegue–, Neil Armstrong y Buzz Aldrin pisaron la Luna el 20 de julio de 1969 en la misión Apolo 11.

Más de medio siglo después, las diferencias tecnológicas entre los programas Apolo y Artemisa son sustanciales.

Diferentes cohetes

El Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS, por sus siglas en inglés) es el más potente y más grande diseñado de la Historia. El cohete propiamente dicho mide 98 metros de altura, que llegan a los 111 con la Orión y el sistema de escape en lo alto. En total, medio metro más que el Saturno V diseñado por Wernher von Braun para las misiones Apolo.

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