¡El cambio es ahora!
Siempre que se acercan las elecciones recuerdo cuando por primera vez en la vida tuve la posibilidad de ejercer el derecho al voto. Son recuerdos luctuosos. A medida que se acercaban las elecciones presidenciales de 1990 el país se sumía en el caos y el terror causado por la inflamable combinación de corrupción, narcotráfico, paramilitarismo y guerrilla.
Mi generación quería un cambio y con una gran ilusión seguimos la campaña. Sin embargo, para el día que llegué a las urnas, ninguno de los tres candidatos por los que quería votar estaban vivos. En cuestión de meses vimos morir a Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo. Debo confesar que hasta hoy, nunca me he sentido tan ultrajada como ciudadana.
Desde entonces cada generación de jóvenes colombianos ha visto cómo la polarización y la violencia más que una crisis se ha convertido en un mal crónico. Por estos días se cumple otro año del asesinato de Jaime Garzón y el único balance es la impunidad generalizada y el dolor anestesiado de otra generación, la que ya va por los 30.
¿Qué decirles entonces a los jóvenes caleños que han cumplido 18 y proyectan con ilusión votar el próximo 25 de octubre?
Lo primero: que para quienes hemos elegido la lucha democrática, no hay un arma más poderosa que el voto libre y consciente. La indignación de las redes sociales puede obtener resultados puntuales de corto plazo. Pero por facebook no va a llegar la solución para el problema más grave que enfrenta esta generación: que 15 millones de sus compatriotas en más de la la mitad del territorio se levantan todos los días a vivir sin instituciones, derechos ni servicios públicos; a merced del autoritarismo de la mafia de turno.
Ejercer bien nuestro derecho a elegir es la primera responsabilidad para exigir unas administraciones locales transparentes, eficaces y jugadas por la inclusión. Cuando votamos, cuando participamos de las decisiones que nos afectan a todos dejamos de ser parte del problema y nos convertimos en parte de la solución.
Si llegan corruptos al poder es tanto porque quienes votan por ellos como por quienes los dejan elegir con su indiferencia y abstención. Con usted es que podemos construir una política decente, respetuosa de la ciudadanía, y consciente de sus facultades y deberes. Esta es en esencia la razón por la que estamos en la política.
Es importante resaltar que ahora más que nunca estamos llamados a hacer sentir nuestra fuerza. Somos la generación de colombianos que tiene la oportunidad de elegir si acabamos una guerra y construimos un país moderno, en todo el territorio.
Es nuestro voto el que nos permitirá mostrarle a las élites, las mafias y las clientelas que los ciudadanos estamos dispuestos a tomar las riendas del destino de nuestra Nación.
Ahora más que nunca, la construcción de una Colombia igualitaria y justa es una tarea de los jóvenes. Este desafío requiere la articulación y participación de una ciudadanía valiente y perseverante. El rol nuestra juventud en esta empresa es fundamental, es por esto que el 25, muchachos, no se pueden quedar atrapados en las redes de la indiferencia o padeciendo el guayabo de la guerra y la corrupción.
Escrito por Claudia López @CLOPEZanalista