Sin Durant, sin Irving y sin Harden.

Por: Jonathan David Tangarife Quintero.

El pasado jueves, 9 de febrero, tuvo lugar el ‘trade deadline’ de la National Basketball Association (NBA), es decir, se cerró el mercado de transferencias de la mayor liga de baloncesto del mundo. Ese día se confirmó lo que se venía especulando: el proyecto de los Brooklyn Nets, iniciado en el 2019, fue un fracaso total.

Todo empezó en la temporada pasada (2022), cuando la primera pieza de aquel ‘big three’ formado unos años atrás, decidió dar un paso al costado. Se trató de ‘La Barba’, James Harden, quien solicitó el traspaso basándose en excusas ligeras, como el hecho de que no estaba cómodo viviendo en Brooklyn (¿en serio?). Bien, debido a esto, los Nets llegaron a un acuerdo con los Philadelphia 76s para obtener a Ben Simmons a cambio del ya mencionado Harden (además de otras piezas de menor importancia incluidas en el traspaso). En una futura columna hablaré de la situación de Ben.

Hasta ese momento, con un Simmons lesionado y que se acabaría perdiendo el resto de aquella temporada, seguía estando presente la ilusión en los hinchas de Brooklyn y en sus, ahora, dos mayores estrellas, Kevin Durant y Kyrie Irving, con el anillo como mayor objetivo; asunto que, a propósito, lleva esperando la ciudad newyorkina desde la fundación de su equipo en 1967. Sin embargo, aquella temporada acabaría siendo una nueva decepción, ya que los Nets acabarían cayendo derrotados en una serie al mejor de 7 (4-0) contra los Boston Celtics en primera ronda de playoffs.

Ahora sí nos situamos en la temporada actual. Teniendo en cuenta que solo le queda un año de contrato, hace unas semanas Kyrie Irving se sentó con Joe Tsai (propietario de la franquicia) y Sean Marks (gerente general) para negociar la extensión de su vínculo con el equipo blanco y negro. Ahí se rompió todo. Sea por motivos de dinero o por diferentes cláusulas propuestas, las dos partes no llegaron a un acuerdo y el jugador pidió el traspaso inmediatamente. Pocos días después, llegó a los Dallas Mavericks para jugar junto al ‘Wonder Boy’, Luka Dončić, a cambio de Spencer Dinwiddie y Dorian Finney-Smith.

Con base en aquella situación, ahora más que nunca la incertidumbre sobre el futuro de Kevin Durant estaba por las nubes, ya que, teniendo 34 años y disfrutando de sus últimos años a un buen nivel, no se puede dar el lujo de jugar en un equipo que no sea candidato claro para ganar el anillo. Por ello, en la madrugada del 9 de febrero los fanáticos de los Nets recibimos la peor de las noticias: ‘Durantula’ abandonaba el barco y se marchaba a los Phoenix Suns, a cambio de Mikal Bridges, Cameron Johnson y múltiples rondas del draft… Recuerdo que fue lo primero que vi en el celular al despertar, estaba devastado.

Ahora bien, con la salida del ‘big three’ se termina confirmando que el proyecto iniciado hace cuatro años fue un fracaso total. Lesiones, lucha de egos y mala gestión por parte de la oficina central de los Nets no permitieron que se dieran las cosas de una mejor manera. En total, los miembros de aquel ilusionante trío apenas jugaron 16 partidos juntos, cifra irrisoria tomando en consideración que la temporada regular de la NBA incluye 82 encuentros.

Lo sucedido con los Nets pasa a formar parte de los mayores fracasos en la historia de la liga, junto a casos como el de los Lakers con Karl Malone en el 2004 o el más reciente también del equipo angelino, con la llegada de Westbrook y Carmelo Anthony a la franquicia, por ejemplo. Equipos de los que se esperaba el anillo, pero no llegaron ni a olerlo.

Como fanático de los Brooklyn Nets, solo resta agradecer principalmente a Durant e Irving por los buenos ratos y ver florecer de nuevo a la franquicia que ahora está llena de jóvenes, buenos defensores y tiradores. Fue un placer mientras duró.