La Selección estadounidense de baloncesto se quedó sin podio en la edición más reciente del Mundial de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA)

Por: Jonathan David Tangarife Quintero.

El pasado 10 de septiembre tuvo lugar el enfrentamiento entre la Selección canadiense y la estadounidense por el tercer lugar en el Mundial de la FIBA; una vez más, Estados Unidos dio la sorpresa (negativamente hablando) y fue la gran decepción de este campeonato, después de haberse quedado fuera de la carrera por el primer puesto contra Alemania en semifinales.

Para comprender el contexto y la importancia que tienen estos recientes fracasos de los representantes gringos en el Mundial de baloncesto, debemos remontarnos hasta la selección de quienes acabaron siendo los miembros que conformaron la delegación norteamericana en este campeonato.

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Desde junio, varios jugadores de la National Basketball Association (NBA) empezaron a confirmar su participación en el Mundial, entre ellos Anthony Edwards (Minnesota Timberwolves) y Paolo Banchero (Orlando Magic), quienes acabaron siendo acompañados en este desafío por Jalen Brunson (New York Knicks), Tyrese Haliburton (Indiana Pacers), Austin Reaves (Los Ángeles Lakers), Josh Hart (New York Knicks), Cameron Johnson (Brooklyn Nets), Brandon Ingram (New Orleans Pelicans), Mikal Bridges (Brooklyn Nets), Jaren Jackson Jr. (Memphis Grizzlies), Walker Kessler (Utah Jazz) y Bobby Portis (Milwakee Bucks).

Si bien es cierto que estamos hablando de jugadores de talla mundial, también hay que decir que este equipo no está ni cerca de ser lo mejor que puede exportar Estados Unidos. Pero esto ya es algo común en ellos, su soberbia viene de la mano con el menosprecio de sus rivales y esta subestimación lleva a que la Selección estadounidense, clara favorita siempre al ser la casa de la mejor liga de baloncesto del mundo, se lleve varias humillaciones consigo en esferas internacionales, como en este caso.

Lo de que la mayoría de los basquetbolistas estadounidenses se caractericen por su soberbia no lo digo porque sí, lo menciono porque su manera de actuar lo comprueba: en la NBA, por ejemplo, cuando un equipo queda campeón, dicho conjunto se autoproclama “campeones del mundo”, algo que no comparto, ya que para que haya un “campeón del mundo” debe tratarse de un torneo internacional, en el que exista al menos un representante de cada continente, como en los Juegos Olímpicos o el Mundial de la FIBA, en el caso del baloncesto. Por lo que resulta ilógico que el campeón de una liga nacional diga ser el campeón mundial, por más que dicha liga sea la mejor del planeta.

Letreros en los que los Boston Celtics dicen haber sido “campeones del mundo” en diferentes años. Imagen tomada de etsy.com

Esto dijo hace unas semanas el atleta y medallista estadounidense, Noah Lyles, sobre este tema luego de llevarse tres oros en el Mundial de atletismo: “Tengo que ver las finales de la NBA y ver cómo se les llama campeones del mundo. ¿Campeón mundial de qué?… ¿Estados Unidos? No me malentiendas. Amo a Estados Unidos, por momentos, pero no somos el mundo. Aquí (Mundial de atletismo) sí somos el mundo. Están casi todos los países peleando entre todos, luchando por ganar, usando sus banderas para mostrar que están siendo representados. En la NBA no hay banderas. Debemos hacer más. Debemos representar al mundo”. Un duro golpe al orgullo gringo, proveniente nada más y nada menos que de una voz autorizada en el tema de lo que realmente significa ser campeón del mundo.

Las reacciones de varios de los mejores jugadores de baloncesto del mundo no se hicieron esperar:

Imagen tomada del video de YouTube “La NBA está casi muerta pero…” de Juanposite.

En lo personal, no puedo estar más de acuerdo con las declaraciones de Lyles, y de paso me animo a decir que admiro su postura, ya que como estadounidense no debe ser fácil alejarse de la soberbia que caracteriza a la mayoría de los deportistas de su país y además, criticarla sin pelos en la lengua.

Lo sucedido en este Mundial de la FIBA nos permite, como fanáticos del baloncesto, recordar lo que dio pie a que se formara el famoso Redeem Team (El Equipo Redentor) en su momento: un equipo acostumbrado a acumular éxitos internacionales fue frenado abruptamente por una poderosa Selección argentina en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004; acontecimiento que dejó marcados a los del país del Tío Sam y que generó la conformación de aquel equipo de ensueño liderado por Kobe Bryant y otras estrellas como LeBron James, Chris Bosh, Chris Paul, entre otros, el cual se quedó con el oro cuatro años después en Pekín 2008. Si desean conocer más sobre el trasfondo de esta historia, los invito a ver The Redeem Team en Netflix.

The Redeem Team. Imagen tomada de Netflix.

Hoy, crecen las posibilidades de que algo similar vuelva a suceder, luego del rotundo fracaso de Estados Unidos en el Mundial de la FIBA y de que las declaraciones de uno de sus grandes atletas acerca de la soberbia y prepotencia gringa tomaran más fuerza aún después de esto. La casa de la NBA está lastimada y con el orgullo herido, es por ello que, según Shams Charania, uno de los reporteros más confiables de la NBA, LeBron James está considerando seriamente volver a la Selección para los Juegos Olímpicos de París 2024, con 39 años y llevándose consigo a estrellas como Stephen Curry y Kevin Durant. ¿El mundo está preparado para una Selección estadounidense de baloncesto dolida y colocando toda su carne en el asador? ¿Seremos testigos de un Redeem Team 2.0? El tiempo lo dirá.

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