Reafirmar su papel como sujetos activos en sus propios territorios, fortalecer su participación en el sector empresarial y mostrar sus lugares sagrados desde su propia óptica. Conozca estas cinco iniciativas lideradas por indígenas que ofrecen servicios turísticos en diferentes regiones del país.

Con apenas un año de creada, la Asociación Nacional de Turismo Indígena de Colombia (Asontic) ha ganado terreno como una alternativa distinta para conocer los espacios sagrados del territorio nacional. También ha logrado un reconocimiento considerable en escenarios internacionales dispuesto por países como Australia y Canadá, en los que ya este tipo de apuestas turísticas están más consolidadas.

Un ejemplo de ellos es que, del 13 al 16 de marzo, los representantes de Asontic participarán en la Cumbre Mundial de Turismo Indígena. Además, hace poco la Asociación fue incluida por la Organización Mundial de Turismo (OMT) de las Naciones Unidas en un libro que compila las buenas prácticas de turismo indígena en las Américas. De hecho, su relevancia en el debate internacional es tal que, incluso, existe la Declaración de Larrakia, firmada por 191 líderes indígenas de 16 países en Australia, en 2012.

 La OMT explica que este tipo de turismo es una herramienta que permite «incentivar el proceso de reconciliación entre el mundo indígena y no-indígena que ha sufrido malentendidos o conflictos a lo largo de los siglos, y que paulatinamente – y cada vez más – se resuelven con mayor éxito”. Además, resaltan que otros de sus impactos positivos es que permite mitigar el éxodo rural, pues funciona como un dinamizador de la economía local y un generador de empleos que, al final, terminan fortaleciendo el sentido de pertenencia y valor de las comunidades hacia sus culturas y saberes.

En Colombia, la Asociación cuenta con doce procesos consolidados legalmente en diferentes regiones, desde La Guajira hasta Amazonas. Todos están liderados por comunidades que ofrecen paquetes turísticos en los territorios, siendo ellos mismos los guías y prestadores de servicios como alojamiento, alimentación, transporte local, inmersiones culturales, jornadas educativas, entre otros. No obstante, hay otras veinticuatro iniciativas que, si bien no cuentan con la documentación aún, tienen al personal vinculado a proceso de capacitación.

Implementar este tipo de turismo en el país, además de ayudar a fortalecer la capacidad emprendedora de los pueblos aborígenes, también es una opción para ofrecer experiencias alejadas del turismo etnográfico en el que estas comunidades terminan siendo vistas como un atractivo turístico ‘exótico’, no como las personas que, conservando sus formas de vida y tradiciones, contribuyen en mantener vivas las raíces ancestrales de los colombianos. 

En resumen, negarles la posibilidad de participar en la industria turística como sujetos activos deslegitima su arraigo ancestral con los territorios y el derecho de los pueblos a la libre determinación interna.

Con esa idea concuerda el presidente de Asontic Eduardo Gil Gil, un indígena perteneciente al pueblo wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta con más de quince años de experiencia en gestión de proyectos sociales con resguardos, entidades estatales y fundaciones. Eduardo cuenta que Asointic arrancó el año pasado, cuando diferentes líderes se reunieron en la Universidad Externado para debatir el futuro de esta actividad: «Allí propusimos la conformación de una asociación a nivel nacional que agremiase a empresarios indígenas y que representara nuestras actividades como operadores de turismo en espacios locales e internacionales, que es lo que tenemos hoy”, cuenta.

Sin embargo, antes de pensar en agremiarse, la idea de promover este tipo de turismo primero rebotó en las montañas de la Sierra Nevada muchos años atrás. Eduardo explica que fue en a partir de los años 80, cuando la guaquería encontró lo que hoy se conoce como Ciudad Perdida, que el interés por visitar territorios sagrados como ese se incrementó. En ese entonces, quienes se organizaron para llevar a los turistas fueron empresas externas.

“Recuerdo escuchar a muchos guías dar información falsa sobre nuestros objetos sagrados, como el poporo; decían que era un vicio nuestro. Los operadores ni siquiera pedían permiso a los resguardos para meter a la gente”, explica Gil. 

No fue sino hasta después de la firma de los Acuerdos de Paz, cuando los actores armados disminuyeron su presencia en el territorio, que en La Sierra comenzaron a plantearse con mayor seriedad el asunto: ofrecer actividades turísticas reguladas a partir de la Ley de Origen y las consultas internas de los resguardos. Eso es lo que hacen hoy las doce operadoras consolidadas.

Con el tiempo se fueron enterando que en otras zonas también había personas adelantando procesos de ese tipo. y aunque la mayoría de iniciativas fuertes se encuentran en la zona norte de Colombia (La Guajira, Atlántico, Magdalena), en otros departamentos como Nariño el auge ha sido tal que, incluso, hoy existe una operadora que ha involucrado a más de 23 resguardos en los servicios turísticos.

Esta es una lista con cinco proyectos de turismo indígena que vale conocer en Colombia:

1) Macuira Tours en La Guajira

Macuira Tours es una empresa familiar, pero tienen alianzas con terceros que prestan servicios de transporte, alimentación y venta de artesanías wayúu. /FOTO: Macuira Tours

El Parque Nacional Natural Macuira está ubicado a 9 horas del casco urbano de Uribia. Desde siempre, para las agencias de viajes una de las mayores dificultades era encontrar personas que conocieran tan bien el territorio que pudieran trabajar como guías. José Gerardo González era una de esas escasas personas. Dice que conoce el Parque Macuira como la palma de su mano, y que esos conocimientos lo impulsaron a organizarse para él mismo prestar los servicios.

González pertenece a la casta Eirruku Pausayuu del pueblo wayúu, en La Guajira. Vive en Uribia, la capital indígena de Colombia, y es ingeniero de sistemas de profesión. Es el representante legal de Macuira Tours, una apuesta con la que quiere demostrar que de La Guajira también pueden salir empresarios.

Su operadora ofrece visitas a las Dunas del Taroa, Cabo de la Vela, Punta Gallinas y Punta Espada. También recorridos guiados de senderismo hasta por 7 horas dentro del Parque Macuira. En 2022, Macuira Tours recibió a 1.350 personas, 980 eran colombianos y el resto extranjeros.

Para él, esta actividad se le ha mostrado como la manera más eficaz para transmitir los valores principales de los pueblos nativos, como respeto a la madre tierra y el aprecio por la vida pues, como los pueblos no cuentan con documentos donde plasmar sus creencias, el turismo se convierte en una herramienta para poner en práctica la transmisión de conocimientos ancestrales a través de la tradición oral.


“En el país casi no se habla del indígena como sujeto capaz de emprender ¿O es que acaso porque soy indígena no puedo ser empresario?”

Puede consultar los servicios que ofrece en @MacuiraToursSAS.

2) Mocaná Tours en Atlántico

La principal intenciónde Mocana Tour es rescatar la historia y cosmovisión de los mocanas, una etnia que aún tiene presencia en el departamento del Atlántico pero de la cual poco se habla.

Durante tres días y dos noches, las personas que adquieren los paquetes turísticos de Mocana Tour pueden hospedarse en Tubará, municipio ubicado en el norte del Atlántico, para disfrutar de jornadas de senderismo y visitas a territorios sagrados para la etnia mocaná.

Tubará es un municipio precolombino, es decir, sus antepasados directos estuvieron influenciados por los asentamientos de zenues y tayronas. Las huellas de ese pasado aún pueden ser visitadas en sitios sagrados para las comunidades como la Piedra Pintada, un petroglifo que se puede visitar durante los recorridos.

Jesús Paulino, descendiente de la etnia mocana, es el actual representante de Mocana Tour, una agencia de turismo indígena creada en 2011 que busca “rescatar la historia aborigen del Atlántico a partir de la exploración del territorio”.

 Además de la Piedra Pintada, Tubará también cuenta con dos balnearios muy apetecidos: Puerto Velero y Caño Dulce. 

Allí pueden ingresar a bañarse los visitantes luego de ser artesanos por un día con los artesanos que trabajan con totumo y fique en el municipio. U optar por realizar pesca artesanal a través de los recorridos en lancha utilizando.

“Creamos este proyecto porque nos dimos cuenta que muchas agencias no tenían cuidado en temas de control de desecho de residuos o con el tráfico de fauna y flora. Ahora, para poder ingresar a nuestros sitios sagrados, primero se les pide autorización a las autoridades. Eso nos ha permitido ‘blindar’ el territorio”, cuenta Jesús. 

Al igual que las demás iniciativas que integran Asontic, el año pasado Mocaná Tour recibió una invitación del Viceministerio de Turismo para participar en unas jornadas de capacitación durante quince días en Cauca, con el apoyo de World Indigenous Tourism Alliance (WINTA), la red internacional de personas y grupos indígenas dedicados al desarrollo del turismo más importante del mundo.

3) Pastos Travel en Nariño

En Pastos Travel colaboran más de 70 indígenas de diferentes resguardos de Nariño. El turismo les ha permitido crear una red de trabajo conjunto a pesar de las distancias geográficas. /FOTO: Pastos Travel.

“Los territorios indígenas también deben ser un sitio donde los líderes podamos desarrollar empresas y emprendimientos. Queremos que nos vean como sujetos de derecho y que se respeten nuestras condiciones y formas de vida”, comenta Yurany Guancha, nacida en el Resguardo Indígena de Guachucal, en el municipio de Guachucal, Nariño, hace 39 años y trabaja como gestora de turismo desde 2012 en el Nudo de los Pastos

En cuanto a los paquetes, Yurany explica que, como estas comunidades tienen muchas fiestas tradicionales, como el Inti Raymi, la operadora aprovecha las fecha para llevar a los turistas a conocer cada celebración. 

También les ofrecen visitas a volcanes, lagunas y montañas sagradas. A esa opción la llaman la Ruta Pacal, una combinación entre tracking e inmersión cultural, explica Guancha.

Adicionalmente, cuenta con otra ruta famosa llamada la Ruta arqueológica del Qhapaq Ñan, declarada Patrimonio de la Unesco en la categoría de Itinerario Cultural en 2014 pues atraviesa seis países andinos hace parte de los más 600 kilómetros que el imperio Inca hizo desde Argentina hasta Colombia.

En esa zona del país, son 24 resguardos en 13 municipios que están vinculados a la actividad, que agrupa a más de 70 personas. Es una especie de red de turismo indígena de Nariño donde la mayoría ha recibido formación del Sena. De hecho, para poder conformar una empresa de turismo indígena, uno de los requisitos es que al menos el 70% de trabajadores directos deben pertenezcan a una etnia.

Puede consultar sus servicios en @pastos_travel

4) Tomakachi Mocagua en Amazonas

Avistamiendo de aves, navegación fluvial para ver delfines, jornadas de inmersión con artesanos y muestras gastronómicas con cocineras tradicionales son algunos de los servicios que ofrece el Alojamiento Tomakachi Mocagua, en el que algunos integrantes, además, trabajan con fundaciones en la conversación de especies. /FOTO: Tomakachi Mocagua

Selva adentro en el Amazonas colombiano se encuentra Tomakachi Mocagua, un alojamiento conformado por veinte indígenas que, además de ofrecer estadía, también trabajan de la mano con fundaciones dedicadas a la conservación de especies, como Maikúchiga, dedicada a la rehabilitación y protección de monos churucos. 

Una de las personas que participa en ese proyecto es Henry Dosantos Macedo. Él, además de ser el representante legal del Alojamiento Tomakachi, es quien coordina las actividades de turismo de 22 comunidades indígenas. Pertenece a la etnia tikuna, pero en los diferentes servicios que ofrece el alojamiento también participan indígenas uitotos y tucanos

Uno de los mayores atractivos de su oferta es la posibilidad de que los visitantes conozcan el pasado, cosmovisión y creencias de los aborígenes del Amazonas escuchando directamente a los mayores contar las historias en las malocas, sus sitios sagrados.

 Además, pueden complementar estas actividades de intercambio de saberes con avistamiento de aves, senderismo y hasta navegación fluvial para conocer a los delfines.

El alojamiento está ubicado exactamente en el Resguardo Indígena Mocagua, y el proceso, que ya acumula diez años de trabajo, tiene toda una oferta consolidada alrededor de la actividad. Los artesanos, por ejemplo, abren sus puertaspara que los visitantes vea cómo se fabrican las piezas. Y las mujeres crearon una red de veinte cocineras tradicionales que trabajan en restaurantes al aire libre.

Puede consultar sus servicios en Tomacache Mocagua Amazonas.

5) Wet Pekhuwa Tours en Cauca

La mochila tiene los símbolos de los rombos, que significan unidad comunitaria. /FOTO: tomada de CRIC

José Antonio es el actual vicepresidente de Asontic. Tiene 52 años, es nasa y docente en una institución educativa de Caldono, Cauca. Allí, además, es presidente de la Corporación para el Desarrollo Social y Cultural del Resguardo Indígena San Lorenzo de Caldono, que desde 2015 comenzó a pensar en actividades económicas adicionales a la agricultura para implementar en el municipio.

Lograron identificar varios sitios atractivos. De las 25 veredas que conforman el resguardo, 16 tienen vocación turística, ya que cuentan con cascadas, reservas de bosque y piedras y lomas sagradas.

En octubre 2022 hicieron el lanzamiento de la operadora turística Wet pekhuwa Tours. Actualmente, las 30 personas que conforman la corporación están recibiendo capacitaciones con el Sena, conocimientos que les han permitido armar las rutas a ofrecer a futuro.

En la ‘Ruta de la Cascada y el Viento’, por ejemplo, se tiene planeado ofrecer la visita a dos cascadas mitológicas  llamadas ‘la pareja ideal’

 “Existe el mito de que si alguien quiere vivir en armonía con su pareja puede hacer un ritual con los mayores de la zona allá. Nosotros ofreceremos la posibilidad de visitar el lugar”, comenta José.

En otra, llamada la ‘Ruta de la Mochila Más Grande’, se mostrará la hazaña de un artesano caucano que tejió una mochila que mide 1.60 cm de altura, 8 metros de largo y que pesa aproximadamente 3 arrobas, haciéndola merecedora de un Récord Guinness luego de 10 años de trabajo empleado.

Estas rutas, según José, permitirán a terceros acercarse y apreciar de cerca cómo es la vida cultural y religiosa de los nasa. 

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