Publicada en 1932 y tomada por referencia del acto V de William Shakespeare en la tempestad, esta novela anticipa múltiples factores que actualmente llamamos “cotidianidad”, en medio del desarrollo desenfrenado de la tecnología, la desmoralización social y la emulación de comportamientos.

La trama nos sumerge con inmediatez a un mundo futurístico post apocalíptico. Esta civilización logra prolongar armonía al prohibir aspectos esenciales del ser humano dentro de su desarrollo, como la reproducción natural, empleando en su lugar un tipo de inteligencia artificial en procreación, otorgándoles determinadas características, dependiendo de su casta social, permitiendo la intervención completa del ser, viviendo en un eterno estado de sumisión y “felicidad”.

‘Un mundo feliz’, toca un futuro distópico corrompido, que apreciamos notablemente en los últimos años representada por producciones cinematográficas como Los juegos del hambre o Divergente.

La diversidad de personajes que conforman el metaverso de ‘Un Mundo Feliz’, que van desde los Alfa como clase social más alta e importante dentro de esta realidad literaria, hasta El Salvaje, como representación del perfil actual del ser humano, es solo una iniciación a lo que esta gran analogía social nos ofrece. Problemáticas, como lo son el consumismo y la televisión. Es, posiblemente, la respuesta del presente a la metáfora que existe dentro de esta obra literaria para la explicación de la manipulación del gobierno sobre el control masivo de la población por medio del soma: Droga empleada en la novela, para sedar y distorsionar la realidad, que era distribuida de forma legal y sin restricción.

‘Un Mundo Feliz’ es de de esos libros que quedan contigo en profusión, obligándote a discutir y pensar, desafiando tus principios morales.  Cuestionándonos finalmente ¿Qué es, verdaderamente, aquello que nos hace humanos?

Al leer esta obra, llegamos a un punto de alerta en contra del régimen social actual. Inmerso en las manipulaciones de mercado y estrategias tecnológicas que atentan constantemente la integridad de cada participe. Esta novela representa una fuerte sátira hacia la nueva sociedad inconsciente que se forma diariamente en nombre de una modernidad infestada de simulaciones. Más que ser dantesco e inverosímil, el futuro visto por Aldous Huxley nos sirve como voz de alerta en la era las manipulaciones genéticas, las guerras nucleares, y la filtración de información de forma virtual. De igual forma, a mantener al tanto de las decisiones tomadas a cerca de estos puntos y sus repercusiones.

Para muchos, una obra aventajada para la época de su publicación, pero de lo que no queda duda alguna es de la empleabilidad que tiene la misma para llevarnos a una reflexión de lo que nos hace ser imperfectos, llenos de impulsos y sentimientos desaforados, humanos.