

Ningún programa de tv del pasado o presente tiene la obligación de educar hijos y si así fuera, de nada serviría si desde la casa y crianza inducen comportamientos machistas, misóginos y violentos.
Hace unos días, un columnista del New York Times, Charles Blow, twitteó que el zorrillo de los Looney Tunes, Pepe Le Pew, era un personaje acosador y violento por ir detrás de la gata Penelope.
Luego, en redes sociales tacharon al ratón Speedy González porque ‘podría estereotipar’ a los mexicanos de borrachos y perezosos.
También se fueron encima de Miss Piggy (Los Muppets) por sus tratos hacia la rana René -o Kermit- y que podría incitar a la violencia intrafamiliar.
Ahora último, arremetieron con la película ‘Grease’ (Vaselina) luego de que algunas personas la consideraran racista, homofóbica y sexista.
Blow trajo de regreso la “cancelación”: retirar el apoyo a algo o alguien que hizo o dijo algo ofensivo. Aunque, el ser humano interpreta el mensaje como quiere, y en vez de cancelar las conductas le echan la culpa al producto o al personaje ficticio.
Lo digo fuerte y claro: hay que ‘cancelar’ los malos comportamientos y todo lo que las infunda, sí. Pero tratar de borrar con el brazo personajes y películas muy viejos creados con base en comportamientos sociales de cierta época que no se pueden revertir es una batalla perdida de y con el tiempo.
Investigar antes de rechazar
En redes ronda un hilo sobre Pepe Le Pew que explica que, pese a que en los años 50, 60 y 70 el zorrillo podría interpretarse como acosador -teniendo en cuenta que el acoso estaba normalizado en esa época- con el paso del tiempo sus creadores lo fueron reinventando y su personalidad “depredadora”, para el 2021, ya no está.
Pepe pasó de ser acosador a dibujarse como un espía a lo James Bond con traje rojo, en el 2016 lo personificaron a un zorrillo con pinta de cineasta hipster; e incluso hay imágenes de años recientes donde se ven a Pepe y Penélope como una pareja representativa del ‘amor diverso’: una gata y un zorrillo pueden estar juntos en un mundo imaginario.
Lo mismo con Miss Piggy, por ejemplo. En la pandemia, Los Muppets y Disney+ publicaron unas videoconferencias (promoción del nuevo programa de las marionetas en la plataforma) sobre cómo les iba en cuarentena. Tanto René como Miss respondieron acorde a la coyuntura: siguen siendo pareja, cada uno con su espacio personal y respeto, cumpliendo los protocolos de bioseguridad.
La Rana René dijo al medio Reuters: “Nunca le diría esto a ella pero, ya sabes, ha sido genial tener nuestro espacio. Pero hablamos todos los días”.
¿Esto qué demuestra? Los tiempos cambian, como también la ficción, la comedia, la sátira… y es lo correcto, la cultura y el comportamiento social de una población debe adaptarse a medida que el ser humano evoluciona.
Los muñequitos de la televisión creados años atrás, si siguen vigentes, también se transforman porque no es conveniente para las productoras sacar productos fuera de los contextos; a no ser que sean con fines históricos, pero tienen la responsabilidad de decir que lo que pasaba hace un tiempo, ahora no es así.
Predicar y aplicar
En estos casos concretos donde la ficción se transformó y enmendó sus errores del pasado, no sirve de nada ‘cancelarla’ porque ya va acorde a la actualidad. Es como cuando culpan a una persona de un error pasado cuando esta cambió, o peor, lo que están haciendo con la ‘Bruja del 71’ del Chavo, ‘cancelándola’ por acosar a Don Ramón y a la actriz española Angelines Fernández por personificarla.
El colmo que la generación de cristal rechace a Fernández por su personaje cuando fue opositora de Franco y se exilió en México tras luchar en combate contra esa dictadura. Se debe separar el personaje de la actriz, el arte del creador: muchas veces no son lo mismo.
Como también es muy doble moral y descarado exigir la eliminación de algo o alguien cuando no estás aplicando un comportamiento acorde en casa y en sociedad. No puedes pedir cancelar a ‘Vaselina’ por sexista cuando al tiempo te identificas y ves ‘Pablo Escobar’ donde tratan a la mujer cuál pedazo de carne. Tampoco puedes pedir que se descarte algo porque no va acorde a tu pensamiento, solo no lo veas.
Hay que tener cuidado con la forma que se ‘cancela’. Entre mochada y mochada podríamos llegar a la censura, la limitación de la libertad de expresión, trabajo y arte; y la prohibición del libre consumo. Cada quien es libre de lo que ve y hace, pero debe ser coherente con sus acciones y respetar los derechos humanos.
Como alguien que rechaza cualquier conducta misógina, machista y violenta, reitero: estamos perdiendo el tiempo ‘cancelando’ personajes ficticios, shows y películas viejísimas cuando tenemos muchísimo trabajo ahora que sí debemos promover mejores comportamientos. Lo que importa es el hoy, no quedarnos en el pasado.