Son las 6:55 am, Analías espera que sean las 7:00 am para pedir una cita con médico general. A las 6:57 am empieza a marcar con su Android de baja gama, la contestadora le responde: “le recordamos que nuestro horario para agendar citas son de 7:00 am – 12:00 m y de 2:00 pm a 5:00 pm”.

Al escuchar esto, cuelga y espera dos minutos. Siendo las 6:59 am en el reloj de su celular y las 7:00 am en el que está por el comedor de su casa junto al cuadro de la última cena, decide llamar de nuevo. La contestadora le deja un mensaje que agota su paciencia: “la línea se encuentra ocupada, por favor intente más tarde”.

Ya empezó la Jornada laboral para él, y su cabeza no está en la fábrica de telas. Se está preguntando qué debe hacer para poder que le den una cita médica, se pregunta si es necesario una tutela o si requiere de más práctica y tranquilidad para lograr su objetivo de la semana. La escoliosis y los dolores en la espalda lo ponen contra las cuerdas, y una de sus manos se convierte en soporte para su espalda. Sus quejidos no cesan.

Son las 2:28 am, Analías prende el ‘suiche’ de energía y Raquel le pregunta qué le pasa, él agarra lo primero que ve en su armario y le dice que se va por Urgencias porque no se aguanta más los dolores. Raquel se viste rápidamente y lo acompaña.

8:00 am, por fin atienden a Analías. El médico lo mira y le pregunta los síntomas, al corroborar que no es covid- 19 no le pone la manilla, entonces le da unas recomendaciones y lo manda para su casa. Cinco minutos duró la atención por Urgencias.

7:00 am del día siguiente, Analias logra sacar la cita médica, pero antes unas preguntas:

– ¿Ha sentido síntomas como pérdida de apetito, malestar en el cuerpo y tos seca? No señora.

– ¿Ha tenido contacto con personas que ha dan positivas para covid- 19? No señora – su mente dice que probablemente si lo ha tenido-

– Ok, por favor espere en la línea… Caballero, tengo disponibilidad para el miércoles a las 8:45 am con el Doctor Celestino Mutis.

– Ok, gracias.

Suena el teléfono, es el Doctor Mutis en la teleconsulta. De nuevo las mismas preguntas y respuestas. Analías lo pone al tanto de sus dolencias y Mutis le manda chequeos y medicamentos.

Cinco días después, Analías se acerca la IPS por la autorización de sus exámenes. Vuelven las preguntas y las respuestas sobre Covid- 19. Señor: “espere en la línea amarilla”, le dice la auxiliar de enfermería mientras le cierra la puerta de la IPS en su cara. Posteriormente le dice que se tiene que desplazarse hacía otra sede. Gracias, hasta luego, dice Analías.

Caminando llego al otro lugar, espera afuera y sale un guarda, el cual le dice que para lo de la cita con el especialista debe llamar, que ya no se están dando citas en ese lugar, al escuchar la palabra llamar, se le revuelven las tripas de la rabia.

Y bueno, esto le ha pasado a Analías, y de pronto a usted que lee esto hasta el final. Si el sistema de salud en Colombia antes era malo, ahora es peor.

Algo extra: Disculpe lo poco, pero quien escribe esta columna, día a día comprueba que la mayoría de los Colombianos leer causa pereza y sueño, por ende los escritos largos le resultan tediosos.