Siempre he sido una persona extremista, exagerada. Al fin de cuentas soy fiel fanático de la hipérbole como gran figura retórica para la escritura de buenos textos poéticos. ¿Y qué me ha traído esta desesperanza de pensar siempre más de lo habitual? ¿De estar pensando más y más en el qué puede pasar, que en el qué está pasando? Sencillo. Un aburrimiento fatal de la vida.

No, esto no es de esos típicos textos suicidas que inundan las redes sociales o los portales webs. Esto es sencillamente una carta a mí, preguntándome, al igual que el meme: ¿Por qué eres así?

Y es que hallo una respuesta simple y banal, en lo que voy escribiendo cada palabra y la voy adornando de sus dulces acentos. Una respuesta que no siempre puede ser la más adecuada, o la más bonita, teniendo en cuenta de que somos seres pasajeros en una vida prestada. Sí, la ansiedad nunca me deja descansar… ni siquiera en mis propios sueños.

En mí vida he sentido grandes episodios de ansiedad, de los que algunos me arrepiento, y otros no tanto. La ansiedad suele ser catalogada como una enfermedad mental, que requiere ayuda psicológica, y en los casos más avanzados, psiquiátrica.

Lo que sí es que esta ansiedad, que por años he sentido, me ha llevado a perderme de lo bonito del vivir, por andar pensando en un mañana que no existe. Esto me causa un gran desespero de vivir, ya que no puedo controlar mi presente, al imaginar que tampoco podré controlar mi futuro.

Lo cierto, y único cierto es que el ser humano es un ser cambiante, y que es adaptativo. Espero poder sobrevivir a estos episodios, y no seguir tomando malas decisiones, aunque sí acepto que hay unas decisiones que sí me han traído paz.