Por: Juan Camilo Vanegas.

Para algunos Antanas Mockus ha significado inspiración y valoración hacia el servicio público. En lo personal ha sido uno de los personajes públicos que me ha hecho creer que si es posible gobernar bajo el precepto del interés general y con quien coincido en la lucha y el rechazo tajante a la corrupción. De manera desprevenida y sincera tuve la oportunidad de acompañarlo, como voluntario, en su primera campaña presidencial en el 2006, cuando el eje programático era el respeto a la vida y trató de darlo a entender con un gorro en forma de pirámide en la cual se escribía Art. 11, haciendo referencia al artículo 11 de la Constitución Política: el derecho a la vida es inviolable, no habrá pena de muerte. El mensaje era tan complejo de transmitir, que hasta columnistas como María Jimena Duzán confundieron el gorro-pirámide con un pedazo de queso viejo. Y es que ese ha sido uno de los grandes problemas de Antanas, comunicar no es su fuerte.

Sin embargo, la semana pasada fue claro al manifestar que la “coalición de la esperanza”, liderada por sectores de la Alianza Verde y otros alternativos, no debería excluir a Gustavo Petro de una gran consulta. Es claro que el uribismo viene en descenso, pero aun así cuentan con el poder político del país al tener funcionarios cercanos o pertenecientes a su partido en la Presidencia, la Fiscalía, la Procuraduría y el Consejo Nacional Electoral, poderes que pueden garantizar una victoria en un contexto polarizado y dividido. De tal modo, la gran debacle para los candidatos alternativos ha sido la incapacidad de congregar a todas las fuerzas alternativas y no tradicionales en torno a un sólo candidato en la primera vuelta. Claros ejemplos han sido en 2006 Antanas Mockus y Carlos Gaviria, en el 2010 Antanas Mockus y Gustavo Petro, en el 2014 Clara López y Enrique Peñaloza, y en el 2018 Gustavo Petro y Sergio Fajardo, al coincidir en competir de manera independiente en primera vuelta en contextos polarizados y ser derrotados por el candidato del uribismo. No se puede negar tampoco que en su primer gobierno Álvaro Uribe le devolvió la seguridad a Colombia, sin embargo, el costo fue muy alto, porque se gobernó bajo el precepto de que el fin justifica los medios dando cabida para la Parapolítica, Yidispolitica, falsos positivos, Odebrecht y demás situaciones irregulares. De esto no queremos más. Entonces, el llamado que hace Antanas es muy acertado, porque nuevamente repetimos la historia de cada cuatro años, un país con deseos de cambiar y ser gobernado de otra forma, pero en el cual los lideres alternativos no logran ponerse de acuerdo en torno a un solo proyecto ganador. Es necesario dejar egos e intereses particulares atrás, para lograr congregarnos entorno a un solo candidato alternativo y obtener la victoria en la primera vuelta.