Por: Andrés Hoyos ‘El Malpensante’.

Gente que uno estima inteligente y atinada anda enfrascada en lucubraciones irracionales. ¿La razón? Tenían esperanzas de que esta o aquella persona saliera elegida y el 13 de marzo los votantes les dijeron que no. Esto les dio rabia y la rabia no suele permitir pensar al derecho.

Tratemos entonces de fijar unos hechos difíciles de discutir.

Para el 29 de mayo quedan tres candidatos con opción: Sergio Fajardo, Federico Gutiérrez y Gustavo Petro. Todavía flotan por ahí Rodolfo Hernández e Íngrid Betancourt. No se sabe si ambos figurarán en el tarjetón, solo uno o ninguno.

En su orden, las mayores votaciones las lograron Petro, Gutiérrez y Fajardo. Para algunas personas este orden es definitivo de cara a la 1ª vuelta. Sin embargo, uno no entiende por qué ha de ser así. Ya iremos viendo las encuestas que saldrán, cambiantes por fuerza, pero varios factores pesarán mucho en los resultados de las mismas. Por ejemplo, Fico se está volviendo Duque II, al parecer sin que él proteste mucho. El Gobierno y el Centro Democrático arrastran ambos con un desprestigio fenomenal que lo lleva a uno a pensar en el bacalao de la Emulsión de Scott, o sea, en un lastre colosal. Según eso, Fico, suponiendo que sí reciba la totalidad de los cuatro millones que obtuvo el Equipo por Colombia el 13 de marzo —algo que se puede poner en duda por los votos de Char—, la va a tener muy difícil a la hora de obtener un apoyo adicional camino al 29 de mayo, o sea que tiene un techo bajito.

Fajardo sacó una votación exigua, pero como varias personas han dicho tiene un techo muy amplio, al que desde luego que le resultará difícil trepar. De que va a subir no hay ninguna duda y la escogencia de Luis Gilberto Murillo es un buen signo. Estuvo bien en el debate regional. Otro cantar es si la subida le alcanza para vencer a Fico Gutiérrez en mayo.

Petro tiene garantizado el paso a la 2ª vuelta. La variable definitiva es contra quién se medirá entonces. Sin duda él preferiría que fuera contra un candidato del Gobierno, es decir, contra Fico. Los episodios recientes de Perú y Chile le dan la razón en esto. Si es derecha contra izquierda, esta última tiene buenos chances de ganar. En cambio, si es contra el centro, se presume que los varios millones de votos que saque la derecha en la 1ª vuelta casi con seguridad van a preferir al candidato de centro en la 2ª, poniendo muy cuesta arriba la opción de Petro. Cierto, imposible no sería.

Aquí entra la irracionalidad. Sin explicar bien cómo, la gente pensante mencionada ve como lo más probable que la 2ª vuelta sea entre Fico y Petro; y todavía más irracional, que si es entre Fajardo y Petro, gane este último. ¿A ver? Quienquiera que sea el contrincante de Petro en junio, por definición arrastrará una apreciable cantidad de votos de la 1ª vuelta. Por decir algo, cerca de seis millones. Petro tendrá por encima de eso, aunque todo parece indicar que para ganar en 2ª vuelta se requieren cerca de 13 millones de votos. Según esto, la irracionalidad tendría que invadir a la mayoría de los votantes efectivos. ¿Es probable? Yo digo que no es fácil, a menos que surjan hechos dramáticos e imprevistos aquí y allá.

O sea, paciencia, pulgas, que la noche es larga. El ballotage es una provisión fundamental de la Constitución de 1991. Garantiza que quien llegue a la Presidencia necesita el 50 % de los votos, más uno. Ese uno, por supuesto, bien puede ser el suyo o el mío, apreciado lector.