El 10 de septiembre fue el día mundial de la prevención del suicidio, fecha vital para continuar reconociendo este asunto público que se agrava más y más al pasar de los años. La situación es realmente crítica, ya que en Colombia de acuerdo a un informe que entregó el DANE, en el primer trimestre de 2021, fueron en total 708 colombianos los que se quitaron la vida, de los cuales 585 eran hombres lo que equivale a un incremento de 10.8% en el mismo periodo del año pasado. En cuanto a las mujeres, el aumento de este primer trimestre fue de 9.9%. En el 2020, el caso total de suicidios reportados en el país fue de 2.714.

Este mismo informe indica que los departamentos con mayores casos de muertes por suicidio fueron: Vaupés, Amazonas, Arauca, Tolima y Huila, y, por el contrario, en Atlántico y La Guajira han disminuido de forma gradual desde 2015. En cuanto al ámbito internacional, la Organización Mundial de la Salud afirmó que, en una de sus bases de datos de 2019, se registraron 700.000 muertes a causa del suicidio, lo que representa 1 de cada 100 fallecimientos que ocurren en el mundo.

De acuerdo a un artículo publicado en el medio El Nuevo Siglo, se señala qué tan grave ha sido esta problemática entre los jóvenes y en qué regiones del mundo se han registrado más casos de suicidio: “Es la cuarta causa de muertes entre jóvenes de 15 a 29 años, después de los traumatismos por accidentes de tráfico, la tuberculosis y la violencia interpersonal.

Por regiones, los mayores índices en 2019 se registraron en África, con 11,2 suicidios por cada 100 mil habitantes, Europa con 10,5 y Asia sudoriental con 10,2. La cifra más baja correspondió al Mediterráneo oriental con 6,4 y la media mundial es de nueve suicidios por 100 mil habitantes” (El Nuevo Siglo, 2021).

Por otro lado, miro hacia mi retrovisor mediático y recuerdo una de las noticias que más me han conmovido hasta ahora, el suicido del joven Sergio Urrego en un Centro Comercial de Bogotá. Para contextualizar brevemente, este adolescente era uno de los estudiantes más brillantes de su colegio y ya estaba a punto de graduarse. Durante su último año, un día casual una de sus profesoras lo sorprendió usando su celular y se lo quitó para llevarlo a la rectoría. En ese celular guardaba una foto con su novio, asunto que incomodó demasiado a la representante del centro educativo, exigiéndole a Sergio asistir a sesiones psicológicas y en medio de esta terapia presionar a los padres para que hicieran una denuncia en contra de este joven por presunto acoso sexual a su pareja. Además, insistirle a la pareja de estudiantes revelar su orientación sexual a sus progenitores, asunto que iba en contra de la autonomía de los jóvenes ¡Qué orgullo y maravilla estudiar en esta institución! Lo más irónico de este hecho, fueron las victimarias: la rectora y la psicóloga, miembros que deben velar por los valores ante sus alumnos y el más indispensable de todos, el respeto. Algo que jamás se aplicó, hasta que hace unos años la justicia se vio reflejada ante semejante caso de homofobia.

Con lo anterior, también quiero hacer énfasis en que la depresión es una de las tantas causas del suicidio, es denominada como el cáncer de la mente. La presión, angustia y desesperación por la que muchas personas a nivel mundial atraviesan a diario van creando una esfera de fuego que en algún instante explota, dejando grietas y heridas imborrables. Porque la pérdida de un ser querido, siento que es un duelo inimaginable y una superación sin fecha de expiración.

Hace varios años concebía el suicidio como un acto cobarde y una jugosa victoria para las personas que hacían daño, sin embargo, hoy en día con toda la rectitud y respeto me retracto expresando que no soy nadie para juzgar las decisiones de los demás, no obstante, sí puedo criticar de forma constructiva, ayudando o brindando mis conocimientos a quien lo necesite.

Situaciones malas o desafortunadas hemos afrontado tod@s, pero cómo las vivimos es donde está el grado diferenciador. Por lo tanto, es importante que organizaciones tales como la OMS, entidades de salud y por supuesto, el propio gobierno prioricen métodos de prevención en contra del suicidio porque este asunto se agrava día a día como lo mencioné al principio.

Puede leerse muy cliché, pero la vida es como una montaña rusa con momentos de júbilo y otros muy desconcertantes, pero los últimos nos permiten aprender y ganar lecciones duraderas para nuestra trayectoria. El dolor es relativo y tod@s sin excepción tendremos que atender la cita de la muerte, y entiendo que hay algunas personas que la propia vida no les genera sentido, sin embargo, desde mi perspectiva el amor por vivir le debe ganar la carrera a las ansias de morir, no al contrario.