-Me queda el remordimiento de que durante mi ministerio muchas, muchísimas madres perdieron a sus hijos por esta práctica tan despiadada. Unos jóvenes inocentes que hoy deberían estar vivos.

Hace unos días este fue el testimonio más significativo e importante publicado en la historia reciente del periodismo colombiano. Pues, por primera vez el expresidente y exministro de defensa Juan Manuel Santos hablaba de los falsos positivos y pedía perdón por las decisiones tomadas en su mandato.  

Después de siete semanas de caos tras el paro nacional, la opinión pública recibía una noticia alentadora, en que victimas como las madres de Soacha, -quienes perdieron a sus hijos en asesinatos extrajudiciales en el año 2007/2008- podrán dormir con algo de tranquilidad, pues la confesión del exmandatario de los colombianos significaba una luz de justicia en su lucha por la verdad y la dignidad.

Historias como la de Doris Tejada, una de las integrantes de la asociación ‘Madres de Soacha’ quien perdió a su hijo menor, Oscar Alexander en el año 2007, vuelven a repetirse en esta temporada de coyuntura nacional, pues la Fiscalía anuncia que aún buscan a 84 personas reportadas como desaparecidas en las marchas del paro nacional 2021.

Mientras nuestra rutina parece volver a la normalidad con la apertura total de los establecimientos, el paulatino regreso de las clases presenciales y el avance en las etapas de vacunación, un pequeño número de manifestantes de unas cuantas ciudades de Colombia continúan gritando con euforia mientras pintan en las paredes lo siguiente: ¿Dónde están los desaparecidos? ¡Justicia, justicia, justicia!

Así que la pregunta es: ¿Servirá de algo pedir perdón por arrebatar los sueños de 6402 personas cuando esta práctica aún continua vigente?

Pues no, la horrible noche aun no ha cesado y las reacciones ante el testimonio del expresidente han generado múltiples debates en la opinión pública como por ejemplo; ¿Por qué decidió hablar después de tantos años y no hacerlo apenas sucedieron los hechos? ¿Algún día conoceremos la paz que tanto nos han prometido?

Quienes vivimos en Colombia crecimos en un inmenso mar de interrogantes que parecen no tener respuesta alguna, pues cada día nos levantamos escuchando una noticia trágica diferente y al anochecer nuestro pensamiento se convierte en un ¿Por qué pasó eso?

Es así que por culpa de los sucesos violentos que hacen historia en nuestro país, algunos jóvenes crecen con la idea que la mejor decisión consiste en irse de su país para nunca más volver, mientras los viejos observan con nostalgia la destrucción de la tierra que los vio nacer y los nadie, los que ni siquiera conocen la palabra oportunidad, los que jamás aprendieron a escribir la palabra esperanza, los que no entienden el significado del amor, no opinan sobre el futuro de este país, por que para ellos esa palabra ni siquiera existe.

Ahora yo les pregunto: ¿Vale la pena conocer la verdad en un país donde todos los días sale al aire una mentira nueva?