Las redes sociales poco a poco se han convertido en espacios digitales riesgosos con pretensiones incorrectas con el adecuado sentido de la comunicación. Parece que se volvió muy ‘normal’ criticar contundentemente a alguien cuando no se está de acuerdo con su pronunciamiento o con lo que desea expresar. Grave, demasiado grave ante un público colombiano tan intolerante en su mayoría. En anteriores columnas he expresado mi rechazo ante la alta crisis de tolerancia que perdura en el país, por este motivo, quiero hacer énfasis en los pronunciamientos de diferentes artistas locales, nacionales e internacionales en medio de la crisis social que provocó la insatisfacción por algunas medidas propuestas por el Gobierno Nacional y las movilizaciones sociales. Además, reconocer cuál es el grado de impacto que produce estas declaraciones en estas plataformas digitales.

Hace unas semanas, el cantante del género urbano J Balvin, reconocido por sus grandes éxitos y ser imagen de varias marcas nacionales e internacionales, hizo sacudir las redes sociales, especialmente una de las más controversiales, Twitter. Donde el mismo artista señalaba con un hashtag #SOSCuba su apoyo a las personas afectas en medio de las protestas que ocurren en esta nación de Centroamérica. Asunto que provocó un sinsabor en muchos usuarios, especialmente colombianos, que pudieron percibir la hipocresía o doble moral del paisa. Situación que no ocurrió hace unos meses durante las protestas por la antigua reforma tributaria y propuestas presidenciales, situación a los que muchos compatriotas añoraban que sus artistas preferidos se pronunciaran en sus cuentas digitales para impactar con sus voces y que esto tuviese una resolución óptima, sin embargo, fueron pocos los artistas colombianos que aceptaron y enviaron su mensaje de apoyo a la crisis que se creó en el territorio nacional.

Este contexto me deja dos incógnitas, la primera, ¿Qué nivel de impacto tiene un artista musical en medio de esta crisis?, segundo, ¿Es obligación pronunciarse ante este asunto social y político? Una conversación cotidiana me dejó claro las respuestas a mis inquietudes, principalmente el impacto es dimensional, es bastante alto, porque debido al número de seguidores o admiradores que acumulan estos cantantes o influenciadores le da un mayor peso a la balanza para generar la solución que se desea, logrando que el Gobierno preste mayor atención a lo que se está solicitando. Por otro lado, no es una obligación y es totalmente respetable que alguien reconocido por su talento en cualquier ámbito no desee participar de esta clase de asuntos tan pertinentes para el futuro del país, es un claro ejemplo de la autonomía y criterio, sin embargo, considero que es responsabilidad de ellos mismos hacer uso de ese reconocimiento para producir ese impacto deseado, como lo mencioné previamente.

No obstante, es desconcertante en todo sentido la incoherencia de J Balvin, un artista que admiro, tanto personal como musicalmente, donde prefirió darle mayor atención a un problema que no es menos importante al que ocurre en Colombia, pero sí trasciende, porque cuando el país estaba literalmente en llamas, él y algunos de sus colegas decidieron ser indiferentes ante esta situación que necesitaba la mayor atención posible.

El apoyo no es sólo de los fans hacia sus artistas en momentos buenos o malos, también cuando sus admiradores y la nación que los respaldó y vio nacer lo requiere. No es cuestión de no interesarse, es el deseo de apoyar de corazón y sensatez a un país que se está fracturando debido a las mínimas garantías que el gobierno de turno tiene por ofrecer. Como dice la canción de este artista, “mi gente” no sólo está para corear y bailar, sino también para respaldar.