En febrero pasado debuté en este espacio hablando de la agenda pública a la que debía comprometerse el Estado colombiano de cara a la vacunación, reactivación económica y educación pública. A un mes de terminar el año, la factura de cobro de la pandemia ha ido más allá de lo presupuestado, los niños del país se han ido refundiendo en la pobreza sin que nada ni nadie les respete/garantice su derecho fundamental a la educación.

Las estadísticas son medibles y leíbles, así como el retroceso formativo y atención a la primera infancia en la que ha sucumbido el país. Según el informe presentado por Fedesarrollo, la deserción perceptible de los niños y niñas es del 3,2%, señalando que su retiro obedeció al deterioró de ingresos en sus hogares, o simplemente porque la situación era de por sí bastante frágil para poder ajustarse al esquema aplicado por las entidades educativas, tales como la necesidad de usar dispositivos como computador, tableta o celular.

Los más afectados en la era digital son los niños que residen en la zona rural, partiendo de la poca o total nulidad en acceso a Internet. Sumado a esta situación se encuentra el vergonzoso y billonario contrato entregado a Centros poblados. Mientras tanto, a los niños campesinos se les nubla el desarrollo académico, implicando sus múltiples y siempre inmedibles consecuencias.

Según el último informe del DANE, 3 de cada 10 niños campesinos están en la condición de pobreza multidimensional. Situación real y concepto administrativo entendido como el acceso limitado a servicios como la educación y la salud, altas tasas de mortalidad infantil y reducidas posibilidades de conectarse con todo el territorio.

 De acuerdo con las cifras mencionadas, se estaría poniendo en evidencia que debido a la pandemia se aumentaron los índices de pobreza y en que estos dos años se habría perdido lo que se hizo en cerca de 10 años. En esa misma línea, es importante trazar el desafío de cara a la recuperación de escolaridad con calidad. Esto significaría la presencia del Estado a modo íntegro en cada una de las realidades que viven en las regiones o zonas apartadas del país.

La pobreza multidimensional tiene total relación con el acceso a servicios de salud, empleo, vivienda digna, adecuada alimentación, acceso a fuentes de agua mejorada y por su puesto, educación. Cabe resaltar en el informe del DANE que la mayoría de los niños afectados están en el rango de edad de los 12 a 17 años, adolescentes que se ven obligados a dejar sus estudios para aportar mano de obra para el sustento diario.

La intervención a las comunidades campesinas con el objetivo de cerrar el margen de desigualdad es el factor al que se debería centrar la reforma rural, siendo esta última una propuesta de distintas campañas, pero sin ningún hecho contundente visible. Desde la administración pública no se puede seguir pensando el país a partir de las estadísticas anuales de desarrollo, sino desde las realidades y asumiendo los retos como un presente cargado de necesidades. De lo contrario, al finalizar cada año el balance siempre dirá que perdieron los pobres.

Esquirla: La próxima Cumbre del pacifico tendrá el lugar en Cartagena, lo cual evidencia que en Colombia no hay una ciudad medianamente presentable a orillas del océano más grande del mundo. Buenaventura, el puerto que mueve el 42% de la economía del país en materia de exportación e importación, es una pena.

Esquirla II: Luis Pérez al Pacto Histórico ¿Quién sigue?