Por: Camilo Figueroa Gil.

‘Ralph el conejo’ es comunicativamente perfecto: logra expresar con exactitud lo que quiere, además, transmite las emociones y necesidad de reflexión que desea entre los que tienen la oportunidad de verlo. En el video se afirma que el objetivo es erradicar el testeo en animales para cosméticos, pero ¿de verdad solamente querían mandar un mensaje hacia ese sector?

El tema del “Cruelty Free” volvió a ser tendencia y eso es una noticia excelente, ver a las personas unidas por una causa que la mayoría consideramos correcta es algo positivo.  Ahora bien, en Colombia, se ha desatado una ola de memes y opiniones en redes sociales que giran alrededor de una palabra: hipocresía. ¿Cómo comparten ese vídeo si consumen comida animal? ¿por qué comparten el vídeo si eso no aporta nada? Hay más opiniones así, pero para no hacerles el cuento largo, donde hay animales de por medio para satisfacer nuestros deseos y necesidades han reventado en puntos de vista.

Nos volvimos condenados y verdugos al mismo tiempo, y es que para criticar ¡JA! Los primeros. Desde mi perspectiva, creo que Ralph nos culpa un poco a todos. Ya no se trata de si me siento moralmente superior para señalar al otro por lo que hace mal, es si verdaderamente logro asimilar mi papel en el problema. Yo compartí el vídeo en mi cuenta de IG, no tanto porque creía que estaba haciendo un cambio, sino porque pensaba que era algo que los demás debían ver, para que pausaran un momento lo que hacían y meditaran sobre el contexto presentado en dicha pieza.

Como dije hace un momento, lo importante era entender mi papel en la situación, o al menos, ver un poco hacia donde me dirigía el video. Ahí se hace alusión a productos de belleza, pero es obvio que quieren criticar a algo o alguien más. No solo es la que le compra a tal marca, es también el que compra los zapatos de x marca que explota a ciudadanos de x país; no solo es la que se pinta con tal labial, es también el que consume de un animal que ha sido criado en cierta granja.

La verdad es que cada quien decide cómo aportará y se hará cargo de sus acciones, pero en palabras más relajadas: haga lo suyo sin tanto cuento y sin meterse en lo de los demás. No critique a los otros, no empiece a levantar juicios de valor que no le competen, todos en algún momento, hemos tirado la piedra y seguramente hace poquito fue que lo hicimos.  Ahora, si este tema del maltrato animal lo ha tocado y quiere colaborar, empiece a alejarse de esas marcas nocivas en contra de la fauna, dígale sí a la comida vegetariana, o si prefiere salvar el mundo a través de Change.org pues también hágalo. Mi punto es que, si quiere ayudar, hay muchas formas de hacerlo, pero no se ponga a opinar con prepotencia sobre los demás, o, por el contrario, si usted es igual de pecador y sigue su vida común y corriente, pues con mayor razón mire para otro lado. Solo tenga presente que Ralph quería culparnos a todos, pero no fue capaz de decirlo, porque todos nos hemos equivocado alguna vez con este tema y hemos sido, en cierta medida, cómplices del problema, ahora con una salvedad; ya somos un poco más conscientes de lo que causamos.