Paró, se acabó, murió, murió en compañía de más de 70 víctimas de la represión.

Al igual que los bloqueos, siguen los enfrentamientos en algunas zonas del país, pero el paro perdió la intensidad de la cual se requiere para enfrentar la dictadura y cambiar la historia.

El temor a morir, la astucia del Gobierno, y las diferentes necesidades de un pueblo, provocaron que el paro fuera solamente, para muchos, una  euforia de la cual hacían parte para olvidarse de los problemas en la casa, para ‘parcharse’ en la 1ra línea a fumar cigarrillo y conversar mientras escuchaban los estallidos y para sentir solamente adrenalina y no la necesidad de aportar a la causa, mientras que otro porcentaje de la población, optaba por la resistencia, esa que se manifestaba por medio de asambleas, arengas con el puño arriba, las vena brotadas,  las personas deshidratadas y hambreadas, las piernas fatigadas, las ojeras, los campamentos, la contribución de una comunidad con insumos y alimentos, las actividades pedagógicas, la organización de los voluntarios para diferentes tareas, las ollas comunitarias y las contiendas.

Anteriormente habíamos tenidos paros de tan solo un día, se bailaba,  se tumbaban vallas de Uribe, se bebía en los sitios de aglomeración y cada uno para su casa, pero esto fue diferente. La diferencia estuvo en la prolongación del mismo, pero no en los efectos positivos.

La gente participó de manera masiva el primer mes, pero luego se dieron cuenta de la realidad, entraron en razón y vieron que aquello que queríamos lograr era una utopía, y entonces, comenzaron a dedicarse a sus actividades monótonas, y los desempleados, los cuales conformaban un gran parte de la ‘muchedumbre’, comenzaron a recibir propuestas de empleo imposibles de rechazar, porque todo esta costoso y porque no se recibe remuneración quien participe en el paro.

El Gobierno de Iván Duque, o mejor digo el de Uribe, sacó sus ases bajo la manga, y fue así como empezaron a darle vía libre a civiles armados para exterminar vándalos (porque como dice Cabal “es un país tan peligroso, es necesario que cada ciudadano porte un arma“). Ofrecieron empleos, aumentaron el pago del ingreso solidario, aprobaron la matricula cero por quince días, recompensaron con dinero a jóvenes de la primera línea  (que decían ser voceros de la misma), con becas de estudio y con cargos laborales que son únicamente contentillo por unos meses, y aquí viene lo peor, maquillaron las cifras de los contagiados a causa de la COVID – 19.

Todos somos conscientes de los estragos que está causando esta pandemia, pero no seamos tan caídos del zarzo, que la escases de oxígeno, de camas y el colapso de las UCI’s viene desde antes del paro. No seamos tan pendejos y no nos creamos esa mentirita que dice que la salud de muchos Colombianos están empeorando por culpa de los bloqueos. A ver, usted es colombiano… si usted salió a marchar con argumentos, sabe que el sistema de salud del país es uno de los peores de Latinoamérica, está a nada de superar en negatividad al de México, y así, con esto del COVID el Gobierno logró atemorizar a muchos colombianos que se acostumbraron a ver los medios de comunicación que pertenecen a las familias más adineradas de Colombia. Así, este Gobierno de arpías, nos logró vencer de nuevo. De nuevo los dedos a la boca.

No estoy abandonando. Jamás.