Inspirado en las conferencias de Gloria Álvarez y el libro La Resistencia de Ernesto Sábato.

Por: Mar Márquez

¿Que no sabemos elegir a nuestros gobernantes? ¿Es quizá el voto en blanco?

Escuché muy recientemente que el problema de Colombia es que no sabemos elegir a nuestros gobernantes o que es, quizá, el voto en blanco, que por eso el país está como está. Pero para entender si esto es así o no, primero imaginemos un carro en muy mal estado, el motor le está fallando, los frenos no funcionan, las llantas están pinchadas; teniendo en cuenta el estado del vehículo, hay que entender que no importa quién lo conduzca, lo más probable es que no arranque o no funcione bien. ¿Qué quiere decir esto? Que no importan los cambios que se hagan en la presidencia si no se hace un cambio en el sistema, partiendo del hecho de que en una república lo más importante no viene siendo el presidente, ni el juez; en una república lo más importante es la Constitución y que garanticemos su congruencia, que la cuestionemos, pero como nos han enseñado que es sagrada y aparte de eso pareciera estar en el basurero de Colombia…

Por eso es importante pensar que la columna vertebral de un sistema que funcione adecuadamente viene siendo la Rama Judicial, donde hay algo crucial  que se tiene que cumplir para asegurar un funcionamiento correcto en la república: el Estado de Derecho, el cual implica que desde el habitante de calle hasta el presidente, las personas sean vistas de igual forma ante la ley. Pero en cambio, estos líderes populistas se encargan de colocar al pueblo contra el “no pueblo” o la “gente de bien”, cuando esto solo nos demuestra lo absurdo de la guerra sorda: ¿realmente hay una división? ¿Realmente hay una guerra? ¿Estoy guerreando por guerrear? ¿Qué hace al otro mi enemigo? Porque no nos detenemos por una vez en este mundo tan autómata, para reconocer que el que está enfrente de mí también es humano; como dijo Ernesto Sábato: “La democracia es la sociedad en la cual no solo es posible, sino exigido ser persona”.

Luego seguimos con la Rama Legislativa, donde se supone que está la gente que representa nuestra voz , donde se supone que deben estar en constante debate, pero, por el contrario, parece que han perdido la razón y la lógica, que las falacias y el levantar pasiones prevalecen, que ya no se apuesta por la batalla de ideas ni por la innovación. Sin embargo, nosotros podemos levantar una pasión para innovar, por una mejor educación que no se fundamente en la represión, donde la batalla intelectual y de ideas sea la única batalla que prevalezca, donde la historia no se repita como hace 500 o 600 años donde quemaban a la gente por pensar diferente; acción que prevalece, aunque las formas actuales de eliminación sean diferentes.

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Y, por último, nos queda la Rama Ejecutiva a la que le corresponde llevar a cabo la congruencia que ya ha habido antes. Entonces, imagínense lo jodidos que estamos cada vez que pensamos que porque cambiamos de presidente va a haber un amanecer en la oscuridad… Esto también demuestra que tenemos una educación fundamentada en la represión, una que nos educa como víctimas y las víctimas siempre esperamos un salvador, que se suele representar en estos líderes carismáticos que dicen ser “el pueblo”, pero vaya alguien a pensar diferente. En realidad odian la libertad individual, cuando deberíamos ser individuos empoderados que trasciendan de ese debate entre izquierdas y derechas que no nos ha llevado a ninguna parte, que solo ha seguido la lógica de estos líderes populistas dividiendo al pueblo con odio; porque este debate no es usado por las personas que verdaderamente se preocupan por rescatar instituciones.

Para concluir, el problema de Colombia es de fondo, el problema precisamente viene de esta historia donde se pasa por encima de otros por pensar diferente, al extremo de que no se puede convivir sin armas, al extremo de que la guerra y las armas no solo se ven en trincheras sino en la calle, en las redes sociales, en la TV; al extremo de que decidimos vivir en negación y nos impactan más cosas superfluas que ver las masacres y la corrupción. Necesitamos reconstruir nuestra memoria histórica, que las muertes no sean olvidadas y que cese la violencia. Colombia necesita un cambio de fondo empezando por nuestra sociedad, claro que el voto es una herramienta supremamente importante a través de la cual los jóvenes podemos asumir la dirección de nuestro país, sin esperar villanos disfrazados de héroes que traen la mortecina en sus manos, pero transformémonos en la política que siempre quisimos ver, sin observar todo lo que pasa de manera aislada e indiferente, porque esa es la responsabilidad cívica que nace de hombres y mujeres libres.

Y sí, se puede resistir en una sociedad que nos quiere volver autómatas, operativos y utilitarios, donde reina el individualismo y el gozo gira alrededor del dinero, donde se atrofiaron las habilidades del alma y el sistema quiere homogeneizar a la población. Hay que resistir para no doblegarse, para no carecer de espíritu, para que las ideas sean escuchadas. Hay que resistir para gozar de esos pequeños momentos de libertad que tenemos. Hay que resistir porque si huimos de nosotros mismos nunca nos encontraremos. Como dijo Sábato: “El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria”, porque si resistimos en un mundo que vive en medio de una guerra sorda, podemos encontrar un escenario vacío, una mirada diferente, donde vemos al otro, porque aún se puede luchar, aún podemos valorar la vida.

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