Por: Editorial El Clavo.

Una de las grandes situaciones a las que se están enfrentando todos y todas las jóvenes, por lo menos a nivel latinoamericano, es la falta de dinero, o más bien el derroche excesivo del mismo. ¿Cuál es la razón? O como dirían los memeros, ¿A son de qué?

Las rumbas, los viajes, el consumismo en general y en su máxima expresión están haciendo que miles de jóvenes estén en estos momentos sin ahorros, o que mantengan viviendo al día. Se quedan sin pensar en un futuro económico estable, aunque siempre están pensando en un momento aquél donde se ven con mucho dinero, propiedades y dándose un gusto que, realmente, es complicado, cada vez más complicado de tener, teniendo en cuenta las situaciones políticas, económicas y sociales de hoy en día.

Ante esto, hay muchas personas que intentan tomar cartas en esos asuntos para poder, de alguna manera, salvar la juventud contemporánea, que en su momento serán los adultos jóvenes o los ancianos, quienes serán los causantes del cómo esté la economía en ese momento.

Uno de esos proyectos son los ahorros programados que existen en las entidades financieras y bancarias, en los que empiezas mensualmente a ahorrar para un fin. Hay lugares donde tienes una fecha límite para ahorrar, y otros donde no puedes retirar el dinero hasta que no termines las cuotas.

También, existen los CDAT, donde ahorras dinero y mensualmente te va llegando un porcentaje de interés que estás ganando por tener tu dinero ahí, con esa entidad bancaria.

Métodos hay muchos. Incluso hay mucha facilidad para que los jóvenes puedan adquirir propiedades. Hay varios subsidios que otorga el Gobierno en los que se les ayuda mucho a los jóvenes trabajadores. Se tiene que hacer parte del Fondo Nacional del Ahorro para poder aplicar a uno de los subsidios, para acceder a uno que se llama “Jóvenes propietarios”. También, hay otros subsidios que se aplican para cubrir el monto de la cuota inicial, e incluso alcanzan a copar algo de los intereses.

El caso es que se deben empezar a crear momentos de esparcimiento social en los que la educación financiera sea el pilar fundamental para llevar una juventud plena, sin estar encerrados sin salir a buscar diversión, pero que también se tenga bien planillado, con metas a corto, media y largo plazo, en los que el futuro esté asegurado por ahorros o por inversiones.

No se trata de dejar de salir, sino de adecuar bien las finanzas para que se pueda hacer de todo, un poco más moderado, pero con la tranquilidad de que sucederá de la mejor manera, por el bien propio del futuro.