El aumento del acceso a la educación (sobre todo de grupos históricamente excluidos) ha sido uno de los mayores logros del último medio siglo en Latinoamérica. Pero, con la llegada de la pandemia y las afectaciones educativas que esta ha traído consigo, ¿qué sucederá durante las próximas décadas con la educación en América Latina? ¿Bajarán, aumentarán o se mantendrán constantes los índices de acceso educativo?

Muchos niños, niñas y jóvenes que afortunadamente han podido continuar con sus estudios desde la distancia suelen decir que no están aprendiendo nada, y es que para nadie es un secreto que desde la virtualidad no se presenta el mismo aprendizaje ni la misma concentración que desde la presencialidad, pero, por ahora, es la única opción que veo realmente viable tomando bajo consideración las cifras récord de contagios y muertes por COVID-19 que se han registrado durante los últimos meses en Colombia, por ejemplo. Ahora bien, ¿qué sucede entonces con aquellas personas que, desde que inició la pandemia, no han retomado sus estudios debido a la carencia de las herramientas necesarias para la virtualidad (como el internet, un computador, un celular, etc.) o debido a la difícil situación económica de los padres de familia?

Según el Banco Mundial, han sido millones de niños, niñas y jóvenes los que han abandonado sus estudios desde que llegó el COVID-19 a esta zona de América; en países como México, por ejemplo, se habla de hasta 1.8 millones de niñ@s y jóvenes que no retomaron sus estudios este año. Y es que, teniendo en cuenta que, en Colombia, por ejemplo, el Gobierno Nacional no se ha preocupado por dotar a estas personas de los elementos necesarios para atender sus clases desde la virtualidad, ni se ha preocupado por mejorar la situación de aquellas familias que desde el año pasado no han podido comer ni 3 veces al día, ni han podido cubrir los gastos correspondientes a meter a sus hijos en un colegio, lo que nos depara el futuro en términos educativos es catastrófico.

“Muchos niños no regresarán. Incluso aquellos que regresen habrán perdido meses o años de educación”, advierte el Banco Mundial, refiriéndose a que esas serán algunas de las consecuencias próximas si no se dan las condiciones necesarias para, entre otras cosas, retomar la presencialidad educativa, aspecto que aún no es viable en nuestro país, desde mi punto de vista.

Si esta situación continúa así por más tiempo, lo que el futuro nos depara en términos educativos podría resumirse en una disminución constante del acceso a la educación por parte de niños, niñas y jóvenes (sobre todo quienes se encuentran en condiciones de pobreza económica), y, por ende, un retroceso en lo referido a los avances que se habían logrado en este punto; a los gobernantes rancios se les facilitará más la tarea de mantener en la ignorancia intelectual a las generaciones jóvenes, etc. Tenemos que evitar esto, debemos ayudarnos entre tod@s y, al mismo tiempo, generar el tan anhelado cambio en nuestro país, escogiendo representantes gubernamentales que sí tomen en cuenta este tipo de aspectos y actúen por mejorarlos.