Hasta el día en el que se escribe esta columna, Gustavo Petro lidera sin ningún tipo de titubeos la intención de voto de cara a las próximas elecciones presidenciales, pero, ¿hay que confiarse? ¿Permitiremos que las encuestadoras vuelvan a jugar con nuestra mente para que, de la nada, “mágicamente” uno de los candidatos uribistas suba como espuma cuando estemos realmente cerca de las elecciones presidenciales?

Según la más reciente encuesta de Invamer, el candidato del Pacto Histórico ganaría las próximas elecciones presidenciales en todos los escenarios posibles. Primero, la encuesta arroja que Petro ganaría la consulta interna del Pacto Histórico el próximo 13 de marzo con un contundente 78,6 % del total de los votos. Segundo, Gustavo obtendría un 44,6 % de los votos totales en la primera vuelta por la presidencia. Y, finalmente, en una hipotética segunda vuelta el exalcalde de Bogotá lograría el 55,8 % de los votos y su más “cercano” perseguidor sería Sergio Fajardo con el 40,2 % de los votos.

Sin embargo, es pertinente recordar que, por estos meses, pero en el 2018, Gustavo Petro también se colocaba como el casi seguro ganador de las elecciones presidenciales de ese entonces, luego de que Iván Duque pasara de ser un total desconocido a pisarle los talones en este tipo de encuestas. Posteriormente, sabemos cuál fue el resultado: Duque acabó “captando” intención de voto en lugares que dominaba Petro en ese sentido y terminó ganando la presidencia, con todo y votos comprados.

Las encuestadoras proestablecimiento jamás deben ser consideradas como confiables. Pregúntese, ¿cuántos familiares o conocidos suyos han llegado a ser tomados en cuenta en este tipo de encuestas? En mi caso particular, ni mis familiares ni mis conocidos ni yo hemos llegado a ser consultados en estos casos. Además, no nos engañemos: ¿acaso a organizaciones como Semana, Caracol, etc., que suelen patrocinar parte de estas encuestas, les convendría demostrar que Petro supuestamente es cada vez más apoyado? Claro que no. Lo que sí les conviene es mostrarlo como posible ganador para que la confianza del sector alternativo empiece a aumentar, para que luego bajen la guardia y permitan que las mismas entidades encuestadoras hagan subir por obra y gracia divina al candidato uribista mejor posicionado.

Es por lo anterior que debemos hacer caso omiso a las encuestas electorales: NO SON CONFIABLES. Sigamos haciendo pedagogía, trabajando por el cambio y por generar conciencia electoral para que la gente salga a votar masivamente y sin vender el voto. Sin tener en cuenta las encuestas, igualmente todo apunta a que Gustavo Petro será el nuevo presidente de la nación, sin embargo, no debemos olvidar que el verdadero fraude se efectúa en la Registraduría, por lo que urge que los porcentajes de votación sean más contundentes que nunca. Para las elecciones presidenciales faltan más de dos meses, el próximo 13 de marzo nos jugamos algo incluso más importante: las elecciones legislativas, el control del Congreso. Salga a votar por quienes, para usted, representen un verdadero cambio.