En muchos casos hemos escuchado decir a los grandes oligarcas de este país que “el pobre es pobre porque quiere” y que “en este país el que no sale adelante es porque no quiere”, pues qué extraño es que, hoy en día, según estas ilógicas afirmaciones, 2 millones de jóvenes no quieran salir adelante y prefieran seguir hundidos en la miseria que emana este hermoso platanal gobernado por seres despreciables. ¿Y es que quién en esta vida no quiere progresar y tener un estilo de vida más óptimo? Las problemáticas del desempleo y falta de acceso a la educación en este país van mucho más allá de querer o no querer “salir adelante”.

El Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana dio a conocer que 2 millones de jóvenes entre los 17 y 21 años (graduados de colegios oficiales y privados) no realizan un tránsito inmediato a la educación superior y están por fuera de tal cobertura. Para que se hagan una idea: esta cifra equivale a tener el Estadio Metropolitano de Barranquilla 100 % lleno aproximadamente 50 veces.

Además, como si fuese poco, según el último reporte de Mercado Laboral Juvenil del DANE, entre abril y junio del 2021, la tasa de desempleo del mismo grupo juvenil es del 23,3 %, lo que traduce que cerca de 1,5 millones de jóvenes están desempleados o en búsqueda de trabajo y 5,7 millones de jóvenes están inactivos, es decir, no están buscando empleo, pero tampoco están trabajando.

Y es que con todo lo anterior pareciera que Colombia, o, más específicamente, el actual gobierno colombiano (y sus antecesores) fuesen antijóvenes, y esto es algo que tiene sentido teniendo en cuenta que el gran despertar que lleva demostrando nuestro país durante los últimos años ha sido promovido y puesto en práctica principalmente por l@s jóvenes colombian@s, de ahí también se deriva que la mayoría de personas asesinadas en las masacres diarias que ocurren en este país sean jóvenes: quieren matar a la fuerza las ideas que hay en nuestras mentes, pensando así que se salvarán de ser sacados del poder en las próximas elecciones; ¡pues no lo lograrán!

Como dije al principio, en este país no se trata de querer o no querer “salir adelante”, acá lastimosamente por más ganas que se tengan de progresar, es casi imposible hacerlo si no pertenecés a las familias más adineradas de Colombia o si no hacés negocios torcidos por debajo de la mesa. En nuestra nación reina la ley del vivo: “el vivo vive del bobo”, se aplaude cómo salen impunes quienes nos roban el erario, y se le ríen en la cara a esas pocas personas honestas que no dejan su ética de lado por un fajo de billetes. Es muy fácil vomitar este tipo de estupideces si se trata de gente como Maria Fernanda Cabal, su esposo y su hijo, quien, en pocas palabras, dice que la desigualdad es cuestión de actitud. Si ponemos a estos pelagatos a sobrevivir con un mínimo, no aguantan ni un mes completo.