Por: Jonathan David Tangarife Quintero.

Hasta el día de la escritura de esta columna, Colombia lleva 5 días consecutivos en Paro Nacional, cinco días contando muertos a lo largo y ancho del país, en su mayoría, a manos de la Fuerza Pública, cinco días resistiendo y aguantando en las calles con unos objetivos en común: tumbar la reforma tributaria, la reforma a la salud, sacar a Duque del poder, lograr la renuncia de Carrasquilla, etc. Orgullosamente, Cali ha sido el epicentro de estas jornadas históricas, y al mismo tiempo, lastimosamente ha sido la ciudad en la que mayor cantidad de abusos policiales se han presentado. A pesar de todo esto, los dirigentes de algunas universidades privadas de Cali y la mayoría de sus docentes se han mostrado indiferentes frente a la situación por la que ha venido atravesando la ciudad y el país completo, ¿a qué se debe esto?

Desde mi punto de vista, una de las problemáticas más graves de Colombia es la falta de empatía: “si yo estoy bien, no me importa que los demás se estén muriendo de hambre”; muchas personas no son capaces de ponerse en los zapatos de los demás. Ahora bien, cientos de estudiantes de universidades privadas de Cali han salido día tras día a manifestarse, sin importar que los dirigentes de algunas de ellas y la mayoría de sus docentes se hagan los de la vista gorda frente a esta situación; muchos siguen asignando estrictas fechas de entrega de trabajos, llamando a lista de manera normal, etc., sin tener si quiera un poco de flexibilidad y empatía por las luchas populares que se están viviendo.

En la Universidad Autónoma de Occidente, por ejemplo, se han realizado recolecciones de firmas y cartas dirigidas a la institución para lograr lo que consideramos que es justo: flexibilidad y entendimiento frente a lo que se está presentando en el país, sin embargo, la universidad ha hecho caso omiso y apenas el 2 de mayo enviaron un comunicado firmado por los rectores del gremio de universidades, CIDESCO, recalcando su apoyo a la construcción de espacios de diálogo participativos, multiculturales, etc., y expresando su rechazo hacia los actos violentos en medio de las manifestaciones, ¿en qué sentido se está viendo reflejado ese “apoyo” hacia la construcción de tales espacios que, en parte, estamos promoviendo los estudiantes de estas instituciones? En ninguno; apoyo y comprensión totalmente ausentes.

Tampoco quiero que se malinterprete mi intención; no quiero que se suspendan los semestres académicos ni nada relacionado con esto, lo que solicito y solicitamos los estudiantes es comprensión, flexibilidad y empatía. Debemos continuar con nuestros deberes académicos, es cierto, pero sin aparentar que todo está “normal” y que no está sucediendo algo importante en las calles de nuestra ciudad. Hago un llamado a los directivos y a los docentes de estas universidades, principalmente, para que se pongan la mano en el corazón y no pretendan tapar el sol con un dedo, el hecho de que la mayoría de ustedes estén cómodamente en sus casas con la nevera llena, no quiere decir que todos estamos de la misma forma. “Lucha, aunque no te falte nada, porque a algunos les falta todo”.