El pasado 29 de octubre, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) dio a conocer que el 6 de mayo del presente año (en pleno auge del Paro Nacional iniciado el 28 de abril), el Ministerio de Defensa se realizó un autociberataque por el que habrían pagado aproximadamente ¡¡¡900 MILLONES DE PESOS!!!

Aquella revelación fue producto de una investigación realizada por la FLIP sobre el ciberpatrullaje llevado a cabo por la Fuerza Pública durante esa época de paro. Debido a las crecientes publicaciones en las que la Fuerza Pública quedaba mal parada, el Ministerio de Defensa optó por armar un show comandado por la agencia encargada de cumplir con la tarea asignada a cambio de 900 millones de pesos: Alotrópico S.A.S.; todo con el objetivo de limpiar la enlodada imagen que tenía (y sigue teniendo) principalmente la policía en nuestro país.

La estrategia consistió en, inicialmente, realizarse un autosabotaje virtual en las páginas del ministerio, para después lanzar la campaña virtual titulada “#ColombiaEsMiVerdad”, a través de la cual empezaron a crear “enemigos de las autoridades” y a catalogar información en su contra como “falsa”. De esto último se encargó un Puesto de Mando Unificado (PMU), integrado por instituciones como el Centro Cibernético Policial, el MinTIC (sí, los de los 70 mil millones de pesos), la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), etc., quienes incluso llegaron a solicitar la suspensión de algunas cuentas en redes sociales, ya que, según ellos, sus publicaciones en contra de la Fuerza Pública eran “ciberamenazas” y “ciberterrorismo”.

Según la FLIP, los miembros de este PMU “han invertido más de 21.000 horas, han analizado 3.700 videos y decenas de funcionarios se han dedicado a identificar lo que para ellos son noticias falsas”; ¿cómo creerle a un funcionario de instituciones relacionadas con la Fuerza Pública cuando dice que una información en contra de esta misma es falsa?

Efectivamente, los perfilamientos por parte del gobierno siguen existiendo (y eso sin contar los casos que seguimos sin conocer) y esta gente sigue sin cumplir con las recomendaciones de la CIDH, entre las cuales estaba garantizar la no repetición de perfilamientos, generando así que hoy en día el Ministerio de Defensa y la propia Fuerza Pública tengan como enemigos a periodistas, hackers, k-popers, y todo aquel que demuestre oposición al establecimiento… Probablemente usted, quien está leyendo esto, y yo, estemos en esa lista.

Otro fiasco más por parte del miserable Diego Molano, ese que llama “máquinas de guerra” a los niños que son reclutados a la fuerza por grupos armados y posteriormente son asesinados en bombardeos auspiciados por él y nuestro subgobierno; acá la única máquina es usted, ministro, pero una máquina de corrupción, derroche, mentiras y bajeza en su máxima expresión.