El pasado 31 de octubre se dio inicio a la COP26 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) en Glasgow, Escocia. A esta, entre otras personas, asistió nuestro “presidente” para no hacer más que escupir mentiras mientras en Colombia siguen asesinando a líderes ambientales.

Todo empezó mal, y es que Iván Duque quiso llevar a ¡¡¡149 PERSONAS INVITADAS!!!, de las cuales algunas no asistieron. Como mencioné anteriormente, Duque solo prometió cosas que sabemos que no se cumplirán, se vanaglorió por “logros” inútiles e incluso, inexistentes, y no mencionó una sola palabra sobre el hecho de que Colombia es el país donde más líderes ambientales son asesinados: según la ONG Global Witness, durante el 2020 fueron asesinados 227 líderes ambientales a nivel mundial, de los cuales 65 víctimas fueron colombianas.

Este señor es tan cínico, que luego de asistir a la conferencia se fue para Dubái, una de las ciudades de Emiratos Árabes Unidos, territorio caracterizado por ser uno de los más grandes del mundo en términos de exportación de crudo, reservas y producción de petróleo, uno de los elementos más contaminantes del mundo. Seguramente su visita tuvo como propósito, entre otras cosas, terminar de consolidar la entrega desmedida de la minería alrededor del páramo de Santurbán a Minesa, empresa árabe. Su hipocresía no tiene límites.

Además, su gobierno y su bancada en el Congreso siguen sin dar vía libre a la ratificación de la firma del Acuerdo de Escazú, el cual busca establecer protocolos para la protección del medioambiente, porque claro, eso no importa, el cambio climático es una farsa y por ello lo único que interesa es seguir llenándose los bolsillos de plata.

A Duque no le basta con ser un mentiroso compulsivo, y es que también es un mal vanidoso. Concuerdo con la excelente columnista Ana Bejarano, quien afirma que este subpresidente lo único que hace es viajar (sobre todo últimamente) para, entre otras cosas, sentir que realmente hay gente que supuestamente lo reconoce como presidente de este país; no como acá, donde la mayoría lo único que sentimos por él es desprecio, apatía, todo, menos que es nuestro presidente. Para muestra, un botón: lo que más le importó a Duque en la COP26 fue tener sus cinco segundos de gloria junto a Biden, luego de haber perdido la poca dignidad que tenía buscando de todas las maneras posibles tomarse una foto con él. Cabe resaltar que Iván Duque, hasta el 2019, había estado en giras por diferentes países por costos de hasta más de 300 millones de pesos cada una, llegando a sumar 1.500 millones de pesos entre todas: ¿a cuánto habrá ascendido esa cifra desde entonces?

En Colombia siguen asesinando a jóvenes, a líderes sociales, a líderes ambientales, incluso ya se llegó al punto en el que amenazan de muerte a Francisco Vera, un niño ambientalista que lo único que busca es un mejor mundo, un mejor país. A Duque poco y nada le importa esto, mientras tanto, él sigue estando en todos los países, menos en Colombia, haciendo lo que más le gusta: mentir y jugar a ser presidente.