Fotografía: Christian Escobar Mora

El Gobierno de Colombia ha decidido “suspender” el alto el fuego bilateral con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), después de que la guerrilla advirtiese el martes de que no había ningún consenso para poner en pausa las actividades armadas de ambas partes.

El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha convocado este miércoles a primera hora una reunión de urgencia para examinar lo ocurrido y, al término de este encuentro, el ministro del Interior, Alfonso Prada, ha confirmado ante los medios que el decreto publicado apenas unas horas antes sobre el alto el fuego “no produce ningún efecto jurídico”.

Acompañado por el ministro de Defensa, Iván Velásquez, y el Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, Prada ha explicado que las Fuerzas Armadas “conservan la plenitud de las facultades” en la ofensiva contra los guerrilleros, lo que abre la puerta a nuevas medidas hasta que haya algún tipo de pacto.

El Gobierno quiere “dar el tiempo necesario” para acordar en la mesa de diálogo con el ELN los protocolos que deberían regir esa posible tregua. Una vez estas medidas estén “totalmente acordadas”, entrará en vigor el decreto de alto el fuego, ha explicado el ministro.

El tema se discutirá en México

En su sexto intento por negociar la paz con un gobierno, el ELN terminó el 12 de diciembre una primera etapa de diálogos en Caracas y seguirá en México, en una fecha aún por definir. 

Los rebeldes habían concedido una tregua unilateral de Navidad entre el 24 de diciembre y el 2 de enero. 

“Una vez concluyamos lo que está previsto estamos en disposición de discutir la propuesta de Cese el Fuego Bilateral, para examinar los términos que hagan posible un acuerdo”, concedió el ELN en el boletín. 

Un desafío fundamental para Petro

Bajo su política de “paz total”, Petro aspira a detener la espiral de violencia que siguió al histórico acuerdo firmado con el grueso de la guerrilla de las FARC en 2016.

El primer presidente de izquierda en la historia de Colombia defiende la salida negociada del conflicto con rebeldes, narcos, paramilitares y pandilleros.

Más de medio siglo de guerra interna ha dejado hasta ahora nueve millones de víctimas, la mayoría desplazados. En tanto, el narcotráfico, combustible de la violencia, supera récords históricos en el mayor productor de cocaína del mundo.