Jude Bellingham demuestra que aún existen los románticos en el fútbol.
Por: Jonathan David Tangarife Quintero.
Uno de los traspasos más llamativos de esta ventana de transferencias en el fútbol europeo ha sido, sin duda, el de la llegada de Jude Bellingham al Real Madrid. Después de varios meses de incertidumbre en los que, incluso, se llegó a decir que el fichaje del inglés estaba descartado por la Casa Blanca, finalmente se concretó su adquisición durante los primeros días del mercado de fichajes. Desde su arribo a España, Jude le ha dejado claro al mundo del fútbol que es uno de los últimos románticos que quedan en el deporte magno.
En el contexto futbolístico, “romántico” se le dice a aquel jugador que demuestra el amor incondicional por su equipo y su profesión en todo momento, prefiriendo seguir su corazón y ser fiel a sus sentimientos, antes que llenarse los bolsillos de dinero jugando para equipos que tienen muchos billetes para ofrecer, pero poco o nada de folclor y pasión futbolera. En un mundo futbolero lleno de Gabri Veigas, Neymares y Mbappés, Jude Bellingham asoma como un caso excepcional en nuestros días.
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A punto de cumplir sus 20 años, el exfutbolista del Borussia Dortmund fue presentado en el club más importante de la historia el pasado 15 de junio, costándole algo más de 100 millones de euros al Madrid, una cifra irrisoria si tomamos bajo consideración lo inflado que está el mercado del fútbol desde hace varios años y la proyección y futuro que tiene el 5 de Los Blancos.
Desde aquel día, Jude sentó un gran precedente: se besó el escudo en su presentación, un acto que históricamente ha ilusionado a los fanáticos, ya que no hay nada más valioso e importante que el hecho de que los jugadores de tu equipo sean un hincha más de la institución. “Además de grandes jugadores, son madridistas y esta mezcla los hace invencibles”, dijo en su momento Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, luego de que su equipo se coronara campeón del mundo en la edición más reciente del Mundial de Clubes.
Además, en su discurso previo el mismo 15 de junio, la joven estrella inglesa dejó conocer por qué escogió jugar en el Real Madrid: “El dinero no es tan importante para mí, no pienso en el dinero cuando tomo este tipo de decisiones, no tanto como para elegir un equipo u otro. Yo amo el fútbol y quería que todo fuera rápido, quería venir aquí rápido. No es que los otros equipos fueran malos, pero yo quería estar en el Real Madrid”. Y es que Jude también tuvo sobre la mesa otro par de ofertas tentadoras: Manchester City (actual campeón del triplete) y Liverpool, quienes le ofrecían jugar en la mejor liga del mundo, en su país natal, y una mejor oferta salarial; pero Jude lo tenía claro: la grandeza y la pasión van primero.
Luego de mostrarse cómodo en la pretemporada con el equipo y de haberle marcado un golazo al Manchester United, para sorpresa de muchos, Bellingham se ha caracterizado por ser el referente de Los Merengues durante las tres jornadas que se han disputado en LaLiga: el inglés acumula ¡cuatro goles y una asistencia! en tres partidos, igualando a Cristiano Ronaldo, máximo goleador histórico del Real Madrid, como los únicos capaces de marcar cuatro dianas en sus primeros tres encuentros con Los Blancos. Y cabe resaltar que Jude no es delantero…
A pesar de que su zona de juego principal es el medio campo, durante esta temporada Bellingham está experimentando un nuevo rol de la mano de Carlo Ancelotti, director técnico de la Casa Blanca. El italiano, en vista de que su máxima referencia en el área, Karim Benzema, se marchó y el equipo no ha buscado su reemplazo natural en el mercado, está acudiendo a Jude Bellingham como finalizador de jugadas, siendo un futbolista todoterreno, como siempre, pero que además se convierte en 9 a la hora de tocar campo rival. “Creo que soy diez veces mejor jugador que la temporada pasada, con estos jugadores, con estos compañeros aprendo. El nivel aquí es muy alto, soy como una esponja asimilando lo que aprendo de mis compañeros”, declaró el mismo Jude luego de que el Madrid derrotara al Almería con un doblete de su autoría.
Como si fuera poco, el fin de semana pasado, luego de marcar el gol que le acabó dando la victoria a su equipo en su visita al Celta de Vigo, Jude se besó el escudo, otra vez:
Video de Jude Bellingham besándose el escudo:
@lean.narvas Bellingham mete GOL y besa el escudo del Real Madrid #bellingham #realmadrid #realmadridfans #celtavsrealmadrid ♬ TREND CAIOREVERSE – Caio
Como lo dije al principio de esta columna, el joven inglés que tiene como ídolo máximo a nada más y nada menos que Zinedine Zidane (por eso viste la 5), a pesar de haber recibido ofertas mucho más tentadoras, sobre todo desde el punto de vista económico, y sabiendo la competencia que tendría en el once titular al estar el mejor proyecto de centrocampistas del mundo en el Real Madrid, eligió seguir su intuición y su corazón, dejándose llevar por la pasión y el amor que siente por el fútbol.
Lastimosamente, lo sucedido con Bellingham hoy en día es algo digno de admirar, ya que cada vez son más escasos aquellos futbolistas que prefieren la pasión y no el dinero. Ejemplos antagónicos de lo acontecido con el inglés son futbolistas como Gabri Veiga, joya del fútbol español, que a sus 20 años prefirió ir a jugar a Arabia Saudita antes que a un grande como el Napoli, por motivos económicos. O Neymar Jr., que a sus 31 años todavía tenía mucho para dar en el fútbol europeo y quiso ir a llenarse los bolsillos en el Al-Hilal. O Kylian Mbappé, cuya novela con el Real Madrid parece infinita y que acabará jugando una temporada más en el Paris Saint-Germain, equipo movido por el dinero, sin historia, incapaz de ganar la Champions League, pero que satisface todos los caprichos económicos y de poder de la estrella francesa.
Gracias a Bellingham los futboleros que vemos con malos ojos que un futbolista con el nivel suficiente para disputar títulos en Europa se mueva más por el dinero que por la pasión, seguimos teniendo la esperanza de que renazcan los románticos en nuestro deporte, encabezados por un joven inglés que es la muestra fehaciente de que cuando se toman las decisiones a partir del corazón y no del bolsillo, lo único que se puede esperar de regreso es la grandeza y admiración.
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