septiembre 6, 2019

El ‘mundo’ se compone de varios factores: el planeta tierra, la humanidad y sus ciencias, las demás especies vivas (animales, plantas, etc.); y parte del espacio exterior que nos rodea (ej: sol). En un futuro, no lo tendremos, quizá no viviremos. Lenta y cruelmente, estamos acabando ese mundo, uno de sus pulmones arde. Y no hay acto propio o colectivo que detenga su fin, a no ser que la humanidad, unida, tenga el carácter necesario para salvarlo.

Van 33 días consecutivos en los que la Amazonas continúa en llamas, el incendio es tan grande e “imparable” que ha consumido más de un área semejante a los departamentos de Boyacá y Quindío juntos. Para un mejor cálculo, imagínese un territorio del tamaño de 21 veces Bogotá, aproximadamente 2,5 millones de hectáreas, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (Inpe).

Sin embargo, por más difusión y reacción mediática que se ha realizado, aún no hay consciencia de la catástrofe y sus consecuencias. Quizá con el optimismo, o la ignorancia intencionada, no imaginamos qué pasará con nuestras vidas, con la de las futuras generaciones… nos alentamos pensando que tenemos planeta pa’ rato.

El planeta necesita que estemos lúcidos. Despertar. Cada quien vive su realidad con el ‘mood’ que desee, pero ya no es válido ser ajeno del mundo en el que respira.

Es tarea de todos salvar el Amazonas, por lo menos lo que quede.

“Quien tiene un hogar, tiene el deber de cuidarlo”.

“Día do Fogo”

Sobra afirmar que la culpa de la deforestación la tienen terratenientes, agricultores, sectores gubernamentales, grupos ilegales y lo restante de la humanidad. Los últimos por ocasionar gran parte del Calentamiento Global.

Por Bolivia y Brasil rondan las sospechas de que la intencionalidad de los incendios tuvo sus comienzos entre el 10 de agosto, gracias a una acción coordinada de productores rurales del estado de Pará (Brasil). Bautizaron la ‘masacre’ ambiental como el “Día do Fogo”, aparentemente todo se coordinó por Whatsapp entre agricultores, comerciantes y grileiros (retenedores de tierras por métodos delictivos); aunque Agamenón da Silva Menezes, miembro del Sindicato de Productores Rurales de Novo Progresso negó todo.

Juzguen ustedes.

Y eso que no contamos con las declaraciones de Bolsonaro, sus inclinaciones, los decretos pro-tala y pro-mercado que ha aprobado; y tampoco sabemos muy bien qué sucede en Bolivia que se retrasaron en aprobar ayuda humanitaria del exterior.

De acuerdo con el Inpe, tan solo en julio deforestaron más de 1.864 kilómetros cuadrados de selva amazónica brasileña, y entre el 2015 y 2016 el 44% de la madera tropical se taló ilegalmente. La carne vacuna es uno de los recursos más exportados de Brasil, y por ello se invierten más de 100.000 hectáreas para 86 millones de cabezas de ganado… y como dicen las abuelas, “donde hay ganado nada crece”. Por otro lado, los cultivos vegetales no son exentos del problema, el 13% de la soya es plantada en la selva amazónica de Brasil y es el mismo método de la ganadería. Se quema, se prepara y se ‘produce’ la tierra -se pierde-. Así que el consumo de proteína vegetariana o carnívora, provocan casi o el mismo daño por su producción. Un dato interesante y satírico.

Con todo, la ambición y el consumismo es tan grande que seres insensatos y ecofóbicos encuentran satisfacción en destruir el planeta que les otorga todo. Es como si sintieran que la Tierra les debe y no ellos a él, la ignorancia y la incoherencia son atrevidas, están llevándonos al caos.

“A solução está em nós”

Como dije en el principio, la Amazonía no se salvará a no ser que tanto los centros de poder (gobiernos, empresas) y la humanidad civil se ponga los pantalones para salvar y mantener lo que queda del medio ambiente. Con los incendios forestales aumentan los gases de efecto invernadero y la temperatura del planeta; Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace Andino, lo corrobora: “los incendios y el cambio climático operan en un círculo vicioso y aporta en el surgimiento de eventos climáticos extremos y el derretimiento de los glaciares”.

Incluso, la ‘masacre’ ambiental no está tan alejado de Colombia, el departamento del Meta ha sufrido más de 200 focos de calor, recopilados por la Fundación Gaia Amazonas.

Esta es una crisis generalizada, la sufre Brasil, Bolivia, Perú y Colombia. La sufrimos todos.

Más que asustarnos, hay que actuar. Desarrollemos y enseñemos pequeños gestos en pro del ambiente (reciclaje, etc.), exijamos a los gobiernos cuidar nuestro territorio y mantenerlo (ellos trabajan para nosotros, no olvidar) y por el momento, cedamos la ayuda a los más afectados: donemos.

En el siguiente link puedes donar para que bomberos voluntarios salven la Amazonia boliviana: https://vaki.co/vaki/1566948978561

Sino, también puedes donar a la cuenta ahorros Bancolombia de la Fundación Farallones:  cuenta 06062900707, NIT 800046957.

“No es por ti,

no es por ellos.

Es por todos.

¡Salvemos la Amazonía!”

– Nicolás Trujillo Arroyave.