30-octubre-2019.

Hay varios problemas cuya solución es crítica para nuestra supervivencia como especie en este planeta. Por ejemplo, el calentamiento global, la extinción masiva de especies vegetales y animales, la creciente escasez de agua y alimentos o el potencial surgimiento de una Súper Inteligencia Artificial (ASI) que decida que le estorbamos, por citar algunos. Entonces ustedes se preguntarán, ¿por qué gastar valiosos recursos en el espacio exterior habiendo tantas necesidades apremiantes aquí?

La tecnología espacial la usamos también acá

Una de las razones para invertir en la exploración espacial es que mucha de la tecnología desarrollada inicialmente para ir al espacio resultó siendo aplicada también en nuestra vida cotidiana. Tal vez la más ampliamente difundida es la de las cámaras digitales de nuestros teléfonos celulares.

Todo empezó porque la NASA necesitaba enviar cámaras al espacio que: pudieran captar imágenes en altísima resolución, que fueran digitales para que no necesitaran revelado químico y pudieran transmitir las fotos por radio, que fueran compactas y usaran muy poca energía. Así la tecnología de sensores de imagen con semiconductores complementarios de óxido de metal (CMOS) se combinó con una técnica de amplificación de señal usada por los dispositivos de carga acoplada (CCD) que llevó a Eric Fossum a desarrollar sus sensores de píxeles activos (APS). Y por eso hoy tenemos cámaras digitales diminutas en nuestros bolsillos.

Otros ejemplos de tecnologías originalmente desarrolladas para el espacio, pero que usamos comercialmente, son los lentes plásticos a prueba de rayones, la tecnología web empotrada (EWT) que permite controlar dispositivos por Internet, la tomografía axial computarizada, entre otros muchos materiales, procesos y dispositivos que impulsaron la innovación durante los últimos 60 años. Sin embargo, toda esa tecnología se desarrolló aquí en la Tierra, así que eventualmente a alguien se le hubiera ocurrido de todos modos sin necesidad de ir al espacio, ¿cierto? Puede ser, pero hay casos en los que necesariamente hay que ir al espacio.

Nuestros aliados en el cielo

Otra de las motivaciones de invertir en la industria espacial es que hay cosas que solo se pueden lograr saliendo de la Tierra, como ubicar satélites en órbita. Los hay de varios tipos, como los de telecomunicaciones que nos permitían ver “en directo vía satélite” a los futbolistas colombianos en canchas europeas antes de que se popularizara Internet. También los hay militares, que espían cada movimiento que hacemos, tanto los buenos como los malos.

Pero tal vez los que usamos con más frecuencia, sin darnos cuenta, son los que proveen el servicio de geo-posicionamieno global (GPS), que es el que permite a nuestros teléfonos ubicarse en tiempo real en un mapa mientras vamos en camino a nuestro destino, cuando buscamos ubicaciones cerca de donde estamos o marcamos la posición de un sitio para volver después. Sin GPS no habría Uber, ni Waze, ni Rappi y difícilmente los carros podrían llegar sin conductor a su destino, como ya lo hacen los Tesla.

Ahora también se está montando el servicio de internet de alta velocidad a bajo costo, que solo es posible gracias a que constelaciones (redes de satélites) como Starlink y OneWeb están siendo lanzadas respectivamente por SpaceX y un consorcio de multinacionales. Pronto se le unirán otras constelaciones como Project Kuiper de Blue Origin.

Así que entre más capacidad tengamos de lanzar naves al espacio, más posibilidades de innovación se abren para quienes estén preparados. ¿Cómo se les ocurre que podríamos aprovechar para impactar positivamente a nuestra sociedad con vuelos espaciales más baratos y frecuentes?