23-enero-2020.

Por: Luisa Fernanda Hernández.

A propósito del 2020 y sus buenas nuevas, llegan los creadores de ‘El drama de ser un practicante en una ciudad donde no hay presupuesto’. No se sabe si desde el sector privado las oportunidades son mínimas según la carrera y el palancazo, o si desde el sector público hay que bajarle a la nómina porque no alcanza, pero tranquilo que lo que vale es la experiencia.

Si usted ya pasó por esto y ahora hace parte del mercado laboral, apuesto que tuvo que pasar por pruebas psicotécnicas, cuestionarios aburridos y una entrevista definitiva de selección. A esta situación se enfrentan diariamente estudiantes, que aun conociendo el nivel de explotación que pueden llegar a vivir, asumen este periodo de la vida como formación profesional.

Por ejemplo, registrar la hoja de vida donde supuestamente accedes a 350.000 empleos con quién sabe cuántas vacantes, ¡es una fantasía! Además, tener que cancelar el valor del semestre completo cuando ni siquiera existen condiciones óptimas de trabajo. Situaciones que no desconocen las instituciones, y mucho menos las empresas que están en la obligación de recibir cuanto practicante llegue.

Las experiencias son numerosas, tanto positivas como negativas, pues existen personas que corren con suerte. Sin embargo, en una ciudad donde el sector público no tiene presupuesto para pagar un auxilio de transporte o alimentación, se pensaría que la situación está como grave. Tan grave como decirle a un estudiante que si no tiene contactos que lo ayuden, mejor que ni busque práctica. Porque así es difícil. Pero, es más duro darte cuenta que estudiaste cinco años una carrera para que las empresas te abran las puertas… del manejo de archivo.

El proceso se vive a diario y es increíble porque el cuento en las noticias es diferente. Para ellos, sí se está invirtiendo la platica en educación, vivienda y salud; pero seguimos con falta de infraestructura en los colegios, universidades y con la salud de mal en peor.

Aparte de todo, la experiencia es impajaritable. Te necesitan productivo y capaz, pero si no tienes una mínima experiencia de dos años no aplicas para los estándares del mercado laboral que al parecer se han vuelto más altos estos últimos años. Las preguntas son, ¿dónde queda ese proceso de aprendizaje y de formación del profesional que se enfrenta a una vida laboral tan competitiva? Y, ¿de qué manera las instituciones y/o empresas están lidiando con ello? ¿Los están preparando o atemorizando?

Ahora bien, si la ley establece que las empresas deben apoyar con un sostenimiento mensual para el practicante, ¿por qué no lo hacen? ¿Se les desajusta la nómina? Si realmente esto fuera un hecho, no habría tanto joven desempleado.

Sin duda alguna, no se empezó el 2020 como se esperaba. Realmente las expectativas son pocas, sobre todo cuando la respuesta es que no hay presupuesto.

El compromiso debería ser a través de los convenios establecidos entre la institución y las empresas que desean vincularse con el objetivo de fomentar el proceso de aprendizaje de los profesionales.  No hay una competencia laboral, hay una ausencia por parte del sector público que brinde garantías a quienes desean adquirir experiencia laboral.