13-junio-2020.

Por: Juan Manuel Díaz.

“Nuestra lealtad debe ser para las especies y el planeta. Nuestra obligación de sobrevivir no es solo para nosotros mismos sino también para ese cosmos, antiguo y vasto, del cual derivamos”.        

Carl Sagan

Entre Febrero y Marzo de 2020, a pesar que las noticias ya anunciaban la llegada de la pandemia a nuestro continente, para muchos nos fue muy difícil adoptar las medidas que se tuvieron que aplicar; el encierro, los protocolos de cuidado, (en mi caso, todo emanaba al olor de hipoclorito y pánico de contacto con otras personas).

Algunos videos y audios de lo que la pandemia estaba ocasionando en Europa, hacia crecer la tensión y la incertidumbre en cuanto a lo que podría suceder en los próximos meses con nosotros, esto sumado con la drástica brecha social que vergonzantemente ostentamos y que sigue haciéndose más visible, en cada semáforo y esquina de nuestras ciudades.

La ruptura de la dinámica económica golpeo muy fuerte y lo sigue haciendo, preparados o no, hemos sobrellevado algo que marcara nuestra historia de vida.

Algo que me sorprende, y yo lo llamo el “desviar las miradas”, porque hasta el contacto visual que no genera riesgo de contagio se suprimió, como si no observando al otro a los ojos o bajar la mirada, te protegiera del contagio. Las sonrisas esporádicas se ocultan ahora detrás de un tapabocas, casi siempre mal puesto.

Cada uno a su modo: alegres, eufóricos, en calma, en fiesta, con tristeza, angustia, algunos aún en pánico y encerrados, otros ya trotando y montando bici, demostramos que nuestra especie a pesar de los muchos errores que hemos cometido, es resiliente, nos adaptamos y cambiamos, es nuestra naturaleza humana el sobrellevar las adversidades y continuar.

Debo expresar que soy bastante escéptico frente al comportamiento humano con su misma especie y con las otras, con las cuales convivimos o más bien estamos en guerra hace mucho tiempo en este planeta.

Este choque genero algo, no estoy seguro qué, pero algo sí paso, no sé si fue la tan renombrada “reinvención” (el termino me genera burla).

Las conversaciones ahora, son más cordiales y humanas, el plan de casa, caminar o cocinar son ahora más aprovechados y disfrutados (personalmente extraño mucho el Río). Fuimos capaces de vivir una vida más lenta y tranquila, de esto ya hace mucho hablaban nuestros antepasados, quienes convivían en más armonía con la Naturaleza.

Es muy gratificante ver a muchas personas preocupadas y tratando de ayudar a otras, y no hablo de los que tienen invadidas las redes sociales con fotos entregando mercados. Muchas personas de manera silenciosa, han hecho aportes significativos que han logrado que muchos, de los “pocos favorecidos”, hayan sobrellevado estos días que han sido muy complejos emocional y materialmente.

Mientras nosotros los humanos estábamos encerrados, el aire, los ríos y océanos se observaron más limpios, la Flora y Fauna de todo el Planeta tierra con su mágica y majestuosa presencia, llenaron de colores y sonidos celestiales lugares en los que frecuentemente no eran observados zorros, osos y otros mamíferos acompañados de sus familias dando vuelta en parques; delfines, ballenas y tortugas en grandes cantidades, jugando y  ganando espacio en los océanos.

Los pájaros ahora se escuchan cantar más alto, todo esto como si en manera de protesta pacífica nos gritaran que, en el planeta, los seres humanos no estamos solos.

Lugares paradisíacos que hemos transformado en basureros comerciales por nuestra ambición desbordada, ahora son escenario de avistamiento de diferentes especies y recuperan su belleza natural, la cual debemos conformarnos por ahora en verla detrás de una pantalla, y sentir que no lo disfrutamos y respetamos como se debería haber hecho.

En Madrid hay pavos reales por las calles pic.twitter.com/svH2OZus3N— BRUNO CABALA (@BRUNO_CABALA) March 19, 2020

Mientras ellos (las otras especies) disfrutan de ese espacio, que parece que habríamos arrebatado sin piedad, nosotros los autodenominados “especie superior”, solo podemos observar maravillados y sorprendidos por esas grandezas de vida que genera la naturaleza.

Ya la ONU, había publicado un estudio hace algunos años, el cual demuestra que gran parte de nuestro comportamiento, se ve afectado por la ruptura entre el ser humano y la naturaleza, perder ese contacto ha ocasionado, perdida de sensibilidad y a su vez esto genero nuestro comportamiento en guerra con la única fuente de toda la vida en este planeta; la naturaleza y su biodiversidad.

Ahora el virus circula libremente, eso dicen los expertos, debemos mantener los protocolos de autocuidado y bioseguridad. La “normalidad” parece regresar a las calles. Que las pocas enseñanzas aprendidas y nuestra esencia humana siga creciendo es algo que deberíamos adoptar como estilo de vida.

Este año las emisiones de Co2, siguen creciendo y afectado de manera drástica la temperatura del planeta, lo que conlleva a un sin número de afectaciones ambientales, entre ellas: la pérdida de biodiversidad y en consecuencia, la exposición y afectación de la salud del ser humano.

Aprender a convivir y respetar con quien piensa o actúa diferente es igual de importante que aprender a convivir con las otras especies vivas del planeta, a la final estamos acá, solo para vivir y debemos hacer que esa sea la mejor experiencia posible.

Biodiversidad: bio=vida, diversidad de Vida… como siempre la invitación, cada vez que se pueda, visitar los ríos con respeto, caminar descalzos y abrazar los árboles.