septiembre 12, 2019

Siempre he pensado que el mundo contemporáneo, por no decir el capitalista, tiene como objetivo robotizar a la raza humana. ¿Por qué pienso eso? Analizando los entornos en los cuales vivo y me desenvuelvo, he observado que las personas se encuentran programadas mentalmente, por decirlo de alguna manera, para ser “productivos” en sus actividades diarias. Ustedes dirán: “pues obvio, si las personas no se programan y planifican su día a día, es más complicado que lleguen a alcanzar sus metas personales.” Entiendo eso a la perfección, pero a lo que me refiero es a la automatización a la hora de realizar cualquier actividad, incluso la más simple.

Un factor que puede ayudar a ejemplificar la anterior hipótesis es la Teoría de la Elección Racional, que a grandes rasgos explica el porqué y el para qué de las acciones egocéntricas y “racionales” del ser humano (por cierto, esta teoría se ideó para explicar el funcionamiento del sistema capitalista a un micro nivel).

Lo que busca este tipo de pensamientos, y formas de vivir, es hacernos creer que utilizamos la razón para elegir la acción más conveniente con el fin de satisfacer nuestros beneficios individuales. Hasta ahora todo suena de maravilla, pero… Primero, esta filosofía pretende crear un ambiente súper competitivo, ya que su idea no es la de beneficiar a un conjunto de personas sino al individuo como tal; creando así un entorno donde el más fuerte sobrevive. Segundo, este pensamiento elimina casi por completo nuestros niveles de conciencia, puesto que desde pequeños nos inculcan a pensar de esa manera, formando así un subconsciente e inconsciente programados para sobrevivir y destacar, a como dé lugar, en nuestras acciones individuales y así alcanzar el tan anhelado “éxito”.

¿Sí ven por qué les digo que las personas se están convertido en máquinas “racionales” e individuales, transformándose en maquinas autómatas? Peor aún, hoy en día es muy difícil no interiorizar está filosofía de vida, ya que el sistema económico y político nos obliga a ser coherentes con este tipo de “raciocinio”, ¡Eso es lo que mantiene vivo al sistema!

La conclusión que quiero dejar con todo esto es muy simple: seamos conscientes de nuestras acciones diarias, si queremos cambiar este mundo debemos aumentar nuestros niveles de conciencia, ya que así generaremos beneficios individuales y colectivos. Los beneficios individuales nos permitirán conocernos a nosotros mismos, analizar nuestros actos, meditar nuestras formas de comportamiento con nuestro entorno, y lo más importante, desaprender lo aprendido; esto permitirá moldear nuestro cerebro de la forma que creamos conveniente. Los beneficios colectivos, es decir, las personas que conviven día a día con nosotros empezarán a darse cuenta que somos más consientes, por ende diferentes, generando así un llamado de atención; una especie de curiosidad que poco a poco irá permeando la mente y el comportamiento de los demás.

De esta manera podemos cambiar drásticamente el pensamiento capitalista de las personas y hacer del planeta un lugar más ameno para vivir en comunidad.

Posdata: los ejercicios como el yoga, la meditación y sus diferentes derivados son de gran ayuda para despertar nuestros niveles de conciencia.