25-marzo-2020.

Como parte de nuestra Guía práctica para llegar al fin del mundo, no podemos ilustrarnos con otra situación más fresca que el coronavirus (COVID-19) para hablar sobre un tema fantástico y atractivo: la paranoia colectiva. 

El pasado 6 de marzo entré a Sainsbury’s, una cadena de supermercados británica, con el fin de buscar algo de comida para llevar a casa. Sin querer, me topé con el pasillo de rollos de cocina, pañuelos y papel higiénico: más vacío que las respuestas de tu crush. ¡Cualquiera podría decir que acababan de saquear el lugar! Pero todo lo demás estaba en orden. 

Desde ese día, en un país como Inglaterra, donde esperas un comportamiento un poco más responsable, me llamó mucho la atención y decidí investigar un poco, porque no podía creer que limpiándonos el trasero nos fuéramos a proteger o curar de contagio.

Las posibles causas

The Straits Times, un medio singapurense (irónico y más adelante verán por qué), indagó en búsqueda de respuestas y ofrecieron varios puntos de partida brillantes: 

  • “La gente siente la necesidad de hacer algo para mantenerse a sí mismos y sus familias seguras, porque ¿Qué más pueden hacer además de lavar sus manos y auto aislarse?” 
  • Respecto a las cosas que nos dan asco, dicen: “Por eso también pudieron acumular papel higiénico, porque significa evitar cosas sucias”. 
  • “Buscamos algo barato y fácil de acumular, y en el fondo (pero bien en el carajo fondo) sabemos que lo vamos a usar de todas formas”. 

Ahora, antes de comenzar el ‘roast’ a nuestra (para nada estúpida) conducta, no nos olvidemos de identificar otra palabrita muy importante: manía. 

Y dice el portal web especializado en medicina, Johns Hopkins, que la definición de ‘manía’ incluye, entre otras, las siguientes características: irritabilidad, aumento de energía, pensamiento rápido e irracional, impulsividad, delirio, agresividad, violencia. 

Luego anota que la manía requiere hospitalización de al menos una semana para ser tratada. 

Los antecedentes

En Francia, entre 1886 y 1909, Jean-Albert Dadas inspiró un gran número de casos de ‘dromomanía’. ¿Qué’jeso? Según la respetadísima RAE, es la “inclinación excesiva u obsesión patológica por trasladarse de un lugar a otro”. Los que cuentan la historia dicen que Dadas se fue de vacaciones y pasó por Praga, Berlín y llegó hasta Moscú, antes de ser acusado de un asesinato y devuelto a Francia. 

El giro en la historia se dio cuando al volver a Francia, Dadas no recordaba nada de su viaje, se sentía exhausto, y padecía una insufrible necesidad de volver a salir de viaje y no regresar a trabajar. Su testimonio no inspiró precisamente los casos en Francia, sino que generó una epidemia en la parcialidad de los psicólogos y doctores, que ahora diagnosticaban dromomanía sin piedad, a diestra y siniestra. 

El segundo caso de manías colectivas fue en Singapur (he aquí la ironía), en 1967, cuando más de 1000 hombres utilizaron pinzas y ganchos para prevenir que el pene se les achiquitara. Sí, puedes volverlo a leer. 

Estos 1000 tipos sufrieron de ‘Koro’, lo cual refiere a un síndrome cultural que afecta a hombres y mujeres por igual, generando la ilusión de que sus órganos reproductores se están retrayendo dentro de sus cuerpos. La palabra proviene de un contexto malasio donde refiere a cómo las tortugas retraen sus cabezas en sus caparazones, y afecta principalmente comunidades ‘donde sus dotes importan’.

La manía del papel higiénico

Apuesto a que ya nos hacemos una idea de adónde queremos llegar con todo esto…

En el caso de Dadas, su miedo era volver a trabajar; los 1000 hombres no querían perder su representación de hombría; nosotros estamos cagados, pero del susto por el coronavirus. 

Y sí, tal y como lo vemos en los dos casos anteriores, nuestra conducta solo demuestra que la manía del papel higiénico (que todavía atravesamos) no es más que un impulso generado por algún ingenioso que decidió acaparar este preciado recurso. Ese impulso les prendió la mecha a unos cuantos que lo vieron en persona, generó un efecto dominó y ¡BOOM!, unas semanas después los fabricantes de papel higiénico enriquecieron. 

Así que ya lo sabes: si ves que alguien está comprando toneladas de papel higiénico, ¡Llama a tu hospital psiquiátrico más cercano y denuncia!