Tomado de: Revista Semana.

24-octubre-2020.

El concepto de Minga o Minka en quechua, hace referencia al encuentro de diversos saberes, herramientas y actores que buscan un objetivo común. En términos generales, la institución de la Minga se utiliza desde la preparación de un almuerzo hasta la construcción de un puente.

Por su parte, la Minga Indígena, hace referencia al movimiento de protesta, iniciado a finales del siglo pasado que busca reivindicar cuatro elementos: vida y derechos humanos, territorio, paz y modelo económico. En el momento que los pueblos indígenas sintieron que sus derechos de igualdad y el espíritu multiétnico de la Constitución del 91 se estaban vulnerando, se organizaron y comenzaron a protestar y bloquear vías.

Particularmente, la Minga de este año busca expresar su desacuerdo con el Gobierno de Duque por mantener dinámicas que históricamente los han afectado: la ausencia estatal en sus territorios, la presencia de grupos armados al margen de la ley y las consecuencias violentas de estas condiciones. Es cierto que en medio de la coyuntura que atravesamos de la Covid – 19, nadie debería estar en la calle aglutinándose y elevando el riesgo de aumentar los contagios, sin embargo, es también cierto que ante un gobierno al que se le salió el país de las manos no hay otro camino diferente que la protesta social y pacífica para manifestar el descontento y las inconformidades con la esperanza de que el Presidente escuche.

La Minga Indígena es un ejemplo de protesta pacífica para toda Colombia y la forma en que los Alcaldes Jorge Iván Ospina y Claudia López los recibieron en sus ciudades garantizando el derecho a la protesta, marca la diferencia entre el Gobierno Nacional en cabeza del Centro Democrático y estos Gobiernos Locales en representación del Partido Verde. El Gobierno Nacional es sordo cuando la protesta social no defiende o reivindica sus intereses.

Lo más frustrante de todo este proceso es que definitivamente como sociedad nos falta muchísimo, quienes viven en las grandes ciudades y tienen más privilegios que las comunidades indígenas se quejan por uno o dos días de trancón y condenan las protestas, particularmente en Cali, hasta el Editor del Periódico más emblemático de la ciudad, a través de sus redes sociales fue crítico del proceso. Por esta falta de empatía y tolerancia frente a quienes piensan diferente es que no logramos superar el ciclo de la violencia y no alcanzaremos una verdadera paz como país. Es claro que hace falta muchísimo por parte del estado para hacer cumplir los derechos de las comunidades indígenas, pero nos falta aún más como sociedad para lograr convivir pacíficamente entre todos los que habitamos Colombia.

La Minga Indígena vuelve al Cauca luego de llegar a Bogotá para hablar con el Presidente, quien fiel a su estilo no los atendió, esperemos que el Gobierno Nacional disponga de canales de comunicación para superar las demandas ciudadanas y que la coyuntura de la protesta social, en el marco de la conmemoración del paro nacional, no permita que la crisis social empeore.