21-febrero-2020.

Para nadie debería ser una sorpresa que los carros, buses y camiones con motor de combustión interna son de los mayores contribuyentes a las emisiones de CO y al aumento en la temperatura en las ciudades. Lo que sí puede ser sorprendente es que una de las alternativas propuestas, el carro eléctrico, podría ser tanto o más contaminante si no tenemos cuidado. Pero vamos por partes.

Eficiencia energética

Efectivamente, un motor de combustión interna (MCI) es de lo peorcito que hay, empezando por la eficiencia. Si un MCI tuviera una eficiencia del 100%, convertiría toda la energía de la gasolina en movimiento, pero su eficiencia promedio está apenas entre 20% y 30%. Eso significa que solo el 30% de la energía de la gasolina se convierte en movimiento, con lo que el restante 70% se disipa en forma de calor. Y eso que estamos hablando de un carro en óptimas condiciones, porque muchos que no pasarían la revisión tecnomecánica tienen una eficiencia todavía peor. En otras palabras, compramos gasolina para calentar la ciudad y como subproducto (muy) secundario, para movernos.

Ante este panorama, sorprende que los grandes fabricantes de automóviles se hayan dormido en los laureles y solo le hayan hecho mejoras chiquiticas al mismo MCI de hace 100 años. Y desde hace 100 años también existe la alternativa: los vehículos de motor eléctrico (ME). Sin embargo, los ME se quedaron rezagados hasta que fabricantes como Tesla los optimizaron y desarrollaron baterías más potentes y livianas para alimentarlos, llegando a una impresionante eficiencia del 77%. ¿Entonces la solución es convertir todos los carros con MCI a ME? No tan rápido.

El costo de producir la electricidad

Aunque en su operación un motor eléctrico no produce calor ni monóxido de carbono (CO), los motores con los que se generó la electricidad que alimenta al ME sí los producen. Por eso, si el país donde se enchufa regularmente el vehículo para cargarlo saca su electricidad de energías no renovables, a la contaminación que produce un vehículo eléctrico hay que sumarle la contaminación propia de las plantas de energía que usan diesel o carbón. Según esto, entre más diesel y carbón se queme para alimentar un vehículo eléctrico, más va a contaminar con respecto al carro con MCI que quema su propia gasolina.

Según la fórmula desarrollada por Alberto Cid, un carro eléctrico contamina más que uno de combustión interna si el porcentaje de energías no renovables usadas para producir electricidad es mayor al 66,46%. Esto significa que en un país como Noruega donde el 99% de las electricidad se produce con energías renovables, casi toda hidroeléctrica, un MCI contamina un 6546% más que un eléctrico. En el otro extremo está Estados Unidos, con solo un 17% de electricidad producida de fuentes renovables, donde un vehículo con motor de combustión interna contamina 20% menos que uno con ME.

¿Qué significa para nosotros?

En Colombia el 70% de la electricidad viene de las hidroeléctricas y 1% del viento, con lo que la fórmula da que un MCI contamina 129% más que un motor eléctrico. Y eso que todavía no generamos nada en plantas geotérmicas ni solares, fuentes en las que tenemos un enorme potencial. Adicionalmente, las plantas eléctricas que funcionan con diesel tienen una eficiencia energética mucho mejor que las del motor de combustión interna promedio, casi 50%. Por eso, incluso si usáramos energía no renovable para alimentar vehículos eléctricos, estaríamos desperdiciando menos que al usar el combustible directamente en los carros con MCI.

En conclusión, tiene todo el sentido que un país como Colombia piense en convertir tantos vehículos como pueda a electricidad, empezando por los del transporte público. Vale la pena.