7-febrero-2020.

Por: Juan Manuel Obregón.

Definitivamente el medio ambiente se está convirtiendo en el centro del debate político, social, educativo, económico, cultural y mediático. Cosa que resulta ser muy buena e interesante, en la medida que es un tema que ya no pasa por alto, y cada vez adquiere mayor conciencia por  parte de todos nosotros.

Sin embargo, al centrarnos en el meollo del debate en el que nos encontramos, frente a un desafío muy grande que requiere de una enorme mesa de trabajo y un dialogo amplio e inclusivo, en donde definamos de manera concertada, no unilateral- los parámetros, la visión y el horizonte de Cali como ciudad moderna, planificada urbanísticamente, prospera y sustentable.

El problema es el siguiente, Cali necesita crecer. Es innegable que cada vez la ciudad se transforma en una megapolis, y para ello se requieren enormes cantidades de soluciones de vivienda, tanto para los ricos como para aquellos que se encuentran en los cordones de miseria, deben hacerse más vías para los vehículos, ya que estamos transitando en las mismas vías de hace 30 años. Así como de corredores ecológicos, ampliar la red de servicios públicos, obsoleta y paupérrima, ampliar la infraestructura educativa y de salud, y solucionar la movilidad con sistemas intermodales y ecológicos, que incluyan el metro para Cali, el tren de cercanías y los buses del MIO.

Como si lo anterior fuera poco, lo digo por los limitados recursos públicos. La falta de visión administrativa para implementar proyectos y los interminables vericuetos de la contratación pública, el medio ambiente y los recursos naturales, se encuentran actualmente en oposición a lo que llamamos progreso. Evidencia de ello, es que en días pasados en una valiente actitud, el Alcalde recién posesionado, miembros de su gabinete y concejales de la ciudad de Cali, en un acto de poder administrativo y simbólico, suspendieron ciertas obras de desarrollos de vivienda en un acomodado barrio de la ciudad que tiene por vertiente natural, el hermoso y emblemático rio Pance, en donde muchos caleños, incluyéndome, vamos a disfrutar con frecuencia.

La discusión es muy compleja: progreso versus medio ambiente, y pareciera que ambos tienen argumentos muy válidos, pero a la vez muy contradictorios. Sin embargo, creo que el medio ambiente puede ser AMIGABLE con el progreso.

Se requiere para ello un gran dialogo local y nacional, en donde se establezca la hoja de ruta de la ciudad de Cali, los proyectos, los planes, los recursos financieros disponibles, los tiempos, las medidas administrativas, las reformas urbanísticas, las reformas estructurales, las medidas e incentivos para la preservación del medio ambiente o para su recuperación, la revisión urgente de los permisos de construcción de todo Cali, -especialmente aquellos con impactos importantes en el medio ambiente y los recursos naturales-, los incentivos para los particulares y los privados que generan empleo, empresa, impuestos, y la generalización e interiorización del respeto por el medio ambiente y por el desarrollo sostenible.

Creo que debemos empezar por estructurar un nuevo acuerdo social, en donde todos, sin distingo alguno, podamos ser incluidos y cuyo fin sea el progreso, el cierre de las brechas de desigualdad, la preservación del medio ambiente y los recursos naturales, para una Cali como no la merecemos. Ojala hagamos esto antes que sea demasiado tarde.