9-marzo-2020.

(Para una correcta lectura de esta columna, primero lee: https://elclavo.comm/columnas-en-el-clavo/columna-guia-practica-para-llegar-al-fin-del-mundo/)

Esta es una columna sobre malos cálculos. No los que le dan a tu tío o a tu primo, esos son cálculos renales y a diferencia de los que descubriremos hoy, no tienen ningún resultado satisfactorio para nadie.

¿Por qué hablar sobre esto nos va a llevar a algún lado? Honestamente, hoy solo quiero demostrarte que muchas veces no es necesario tener la menor idea de lo que estamos haciendo para tener éxito o para cagarla – presidente Duque, si lee esto, por favor tómelo personal.

Cristóbal: *existe*

América: mierda…

En 1491 varios grupos de seres humanos vivían bajo sus propias costumbres, valiéndose de recursos naturales, sumidos en una larga lista de religiones politeístas donde adoraban los elementos que, ellos creían, les suministraban dichos recursos vitales. Y, emm, también decapitaban a los herejes y rodaban sus cabezas bajo las escaleras como humillación pública.

Lo que estos tipos no sabían era que el año siguiente, a un mar de distancia, surtiría efecto el plan chueco de un genovés terco y obstinado, que logró convencer a benefactores aún más tercos y obstinados – el resultado esperado no se acercó al real, porque lo que sería una misión de exploración a las Indias en la práctica terminó siendo una entretenida fiesta colonizadora para los españoles en América.

Dicho de otra forma: Cristóbal Colón no tenía ni la remotísima idea de que iba a descubrir América cuando lo hizo y les voy a contar por qué.

Colón prefirió usar los cálculos del persa Abul’l-Abbas Ahmad ibn Muhammad ibn Kathir al-Farghani, o ‘Alfrangus’ para los amigos. Quien a pesar de los cálculos (más aproximados) de Eratóstenes propuestos casi 1000 años antes, aseguró que la circunferencia de la tierra se podía encontrar con otras variables.

(Para un recuento amigable de los errores de cálculo en versión más numérica, ve al final del texto, apartado DATOS)

De manera muy breve, esto fue lo que pasó:

Distancia planeada y calculada: 3080 millas náuticas

Distancia real desde Tenerife a Yakarta: 7313 millas náuticas.

Porcentaje total de error: 58%.

Colonia y otras curiosidades

Absolutamente, sí. Después de esta asombrosa cadena de cálculos que involucró aportes de Ptolomeo, Marco Polo y otros reconocidos por sus aportes históricos, con humildes correcciones del mismo Cristóbal Colón; los españoles llegaron a América porque financiaron al hombre correcto y no necesariamente mejor preparado para el trabajo. Un gran tiro de gracia.

Suena como un chiste mal contado, pero todo el salvajismo, la sangre, la extracción de recursos y demás particularidades que trajo la colonización, fueron gracias a una gran racha de infortunios.

Es digno resaltar que los españoles estaban preparados para un proceso similar a la colonización, solo que, al toparse con nosotros, les pusieron en bandeja más de lo que imaginaban comer… pero se lo comieron.

¡Ay, pero si no nos encontraban estos tíos, nos iba a encontrar alguien más seguramente! – Sí, seguramente… a menos que alguien ya hubiera descubierto el continente. Por respuestas a estas dudas y para ampliar el concepto de la colonia tal como lo conocemos, hay ciertos hechos que deberíamos conocer para entender que el comportamiento humano no es absolutamente caótico, pero cuando lo es, se encarga de tapar otras muchas versiones de los hechos y, de paso, joderles la vida a unos cuantos.

  • El primer europeo en pisar tierra en América fue el vikingo Leif Eriksson, alrededor del año 1000, cinco siglos antes que Colón.
  • Inglaterra, Portugal y Francia rechazaron las propuestas de Colón basados en sus cálculos.
  • Colón viajó cuatro veces a América y en su tercer regreso a España, lo hizo encadenado y acusado de promover la mutilación de manos a los indígenas que no recolectaban suficiente oro.
  • Se dice que el término ‘indígenas’ lo adoptaron los españoles cuando llegaron, pensando que habían llegado a, adivinen, las Indias.

DATOS:

En términos complejos: Eratóstenes propuso que 1° de altitud era igual a 59,5 millas náuticas; luego el persa dijo que 1° de altitud era igual a 56,67 millas (no náuticas).

Bienvenidas sean las comprobaciones, pero ya te digo que aquí no termina el error.

Nuestro genovés favorito también la cagó cuando asumió que el buen Alfrangus se refería a la milla romana, en vez de la milla arábica que en realidad usó.

Dicho esto, ambos (malos) cálculos ofrecieron un margen de error del 25% reduciendo la cintura del planeta a 16,405 millas náuticas, de las aproximadas 21,600 que en realidad son.

Después, calculó ingeniosamente que, desde el Cabo de San Vicente en Portugal, Japón estaba a 85° al oeste, cuando en realidad está a 140° al este. O sea que, según Colón, Japón estaba 8000 millas más cerca.

Finalmente, nuestro explorador mal calculó que las Indias estaban a 68° de las Islas Canarias.