9-abril-2020.

Aunque es imposible saber a ciencia cierta cómo será el mundo después de la crisis del coronavirus, ofrezco algunas predicciones sobre el cambio en la economía y la sociedad. Como lo comentamos en una columna anterior, el teletrabajo y el control gubernamental de la población se incrementarán, y en general la virtualización y el consumo local se fortalecerán, aunque sin llegar a reemplazar las actividades tradicionales.

Mayor protagonismo del Estado

Cuando la economía “va bien”, es decir cuando los empresarios y latifundistas están en una posición ventajosa y obteniendo ganancias, suelen pedir menor intervención del Estado para que el mercado “se regule solo”. Pero ahora que la cuarentena nos hizo parar en seco, es muy curioso ver cómo los bancos y las grandes corporaciones son los primeros en estirar la mano para que los ayude el Estado, no solo en Colombia sino también en Estados Unidos y otros países. 

Afortunadamente, el gobierno Colombiano no solo ha ayudado a los gremios sino que también ha destinado recursos para que la población más vulnerable sobreviva hasta que pase el estado de emergencia. Mi predicción es que esos recursos por sí solos no serán suficientes por dos razones. Primero, el precio del petróleo cayó, y segundo porque muchos colombianos ya estaban en una mala situación cuando la economía estaba “bien” y la cuarentena los cogió sin ahorros, sin trabajo formal, sin una vivienda en condiciones básicas donde refugiarse y con déficit de alimentación y de salud que los hace más vulnerables a cualquier enfermedad, no solo el Coronavirus. Se necesita también de la solidaridad de los ciudadanos y del sector privado.

Adicionalmente, medidas como el “aislamiento inteligente” han sido recibidas con escepticismo y hasta con burlas dado nuestra folclórico desprecio por las normas cuando nos incomodan (el clásico “eso no pasa naaaada”). Sin embargo, son necesarias porque una cuarentena general por tiempo indefinido es insostenible. Por esta razón mi predicción es que el gobierno va a confiar menos en la “inteligencia” de los ciudadanos y acompañar las cuarentenas escalonadas con control físico a la circulación de la gente y la vigilancia electrónica, y esas medidas no se levantarán del todo cuando pase la emergencia. Es decir que en vez de una prohibición total, se opta por la regulación. Un ejemplo es el “pico y cédula” que aplicó la alcaldía de Jamundí, que permite a un miembro de la familia salir a comprar artículos de primera necesidad el día asignado para el último dígito de su cédula.

Centro Comercial Alfaguara, martes 7 de abril 2020, 7:30 PM. Foto: Andrés Meza Escallón

Mayor consumo local

Como las cadenas de producción de todo el mundo en algún punto tienen que ver con China, la caída en el transporte de carga en ese país debido al COVID-19 es un indicador útil de cómo se está moviendo el resto del mundo. La razón es que casi todos los productos complejos que usamos, como los televisores, computadores, celulares, son fabricados en China o manufacturados en otro país pero usando componentes chinos en mayor o menor proporción. Esta caída en las importaciones no significa que caigamos en una autarquía donde los países traten de ser autosuficientes, pero sí creo que en el corto plazo los productos importados van a escasear y los productores locales tendrán oportunidad de fortalecerse. 

Mi predicción es que a mediados de 2021 cuando se esté reactivando el comercio internacional, los productores locales que hayan dado el salto al comercio electrónico, se hayan posicionado como alternativas viables a ciertos productos importados y hayan logrado implementar canales de distribución a domicilio, serán mucho más importantes en nuestra economía.

Más virtualización

Es evidente que debido a la cuarentena, muchos que no concebían su trabajo sin ir a la oficina están probando el teletrabajo por primera vez. Lo mismo pasa con la educación. Sin embargo, como esta transición hacia lo virtual se hizo a las malas y de un solo porrazo, no creo que después del confinamiento todos los que trabajan desde la casa lo sigan haciendo. Veamos el caso de la educación: 

Muchos profesores de colegio se han ingeniado medios para seguir acompañando a sus estudiantes desde la casa, ya sea a través de videos, teleconferencias o llamadas telefónicas. Sin embargo, los niños necesitan de la interacción con otros niños y de la orientación de sus profesores más allá de lo puramente académico para construirse como seres sociales. Por eso mi predicción es que las clases presenciales se reactivarán como si nada hubiera pasado, especialmente en preescolar y primaria. 

Pero a medida que los estudiantes sean más grandes, especialmente los universitarios y estudiantes de posgrado, es menos probable que se aguanten el desplazamiento en un trancón para ir a un salón de clase. Ahí es donde estimo que las universidades deben aprovechar esta coyuntura para fortalecer su oferta virtual si esperan seguir vigentes después del estado de emergencia, como la propuesta tecnológica y metodológica de la Universidad Autónoma de Occidente de transición de lo presencial a lo virtual.

En general, aunque el estado de emergencia nos desubicó, hay oportunidades dentro de la crisis para que nos fortalezcamos, y en lugar del miedo y la desesperanza, sea la solidaridad y la innovación lo que nos quede cuando salgamos de esta. 

Imagen destacada por engin akyurt on Unsplash