5-diciembre-2019.

La tecnología ganó la batalla porque ellos, ustedes y nosotros se comieron el cuento del desarrollo sustentable.
La manía de mirar el celular, darle like a una foto, observar la computadora o jugar un videojuego por horas, son una de esas tantas escenas que se repiten a diario en un sitio público, y aún en la intimidad de cada individuo.

Han de estar alertas para que un fenómeno como este ya tenga nombre, además de estrategias para combatirlo.
Realmente es preocupante que los canales de comunicación sean virtuales y las personas no se tomen el tiempo de interactuar entre sí. Claramente, se habla de una dependencia. Conducta que han querido poner en alto a través de campañas ‘antiphubbing’, encargadas de generar conciencia sobre los efectos nocivos de esta práctica de la modernidad.

El phubbing es ignorar a alguien con quien estás hablando para mirar tu celular. Este término está formado por el acrónimo de phone (teléfono) y snubbing (menospreciar). Lo anterior, demuestra cómo cada vez más son tan pocas las interacciones cara a cara,  sino que lo digan aplicaciones como Tinder, o en donde el máximo contacto es a través de WhatsApp y mensajes de texto. Después de unas cuántas semanas realmente existe una interacción, que en definitiva podría ser negativa o positiva.

Lo cierto es que no hay solo dependencia. Diría más bien que son incontables las horas en que un teléfono celular consume nuestras neuronas y gran parte de nuestro tiempo. Sencillamente los hábitos de la vida tradicional han cambiado para moldearse a esas prácticas tecnológicas que nos llevan a pensar que esta misma es la mejor herramienta de comunicación actual. El problema es convertirse en un adicto incontrolable, que desconoce esta patología pero que está consciente de que ignorar al otro hace parte del común denominador de esta sociedad.

La verdad es que no nos interesa qué tan afectadas se vean nuestras relaciones a causa de estas conductas desenfrenadas y un tanto conscientes. Las empresas lo apoyan. Es necesario la estrategia de comunicación, el comercial, la imagen, el mensaje de texto antes que un contacto directo, una interacción continua con los demás. Las instituciones académicas también lo saben, cuando el tablero pasó de moda y los computadores se volvieron el mejor amigo del hombre, tanto así, que hoy en día bloquean hasta el uso de las redes sociales en las salas de informática porque los estudiantes no prestan atención.

La sociedad no se enfrenta a un fenómeno cualquiera, esto podría afectar de manera directa las necesidades fundamentales del ser humano, su autoestima, su necesidad de control, su sentido de pertenencia, etc. Indudablemente, el teléfono es parte de nuestra existencia, situación inevitable en días como estos, en donde las personas son tan activas a través de redes, o incluso al generar ingresos a través de ellas.
A la tecnología le debemos innovación, creatividad y avances con grandes beneficios. Quizá son más las ventajas que otra cosa. Sin embargo, es hora de poner límites a todos los daños que esta herramienta puede causar. Empezando por el phubbing, que hoy por hoy amenaza las conductas en nuestras relaciones interpersonales, transformando nuestros hábitos en prácticas modernas; convirtiéndose así en una conducta nociva para la salud.