octubre 18, 2019

Buen día, veo que te va bastante bien, rozagante y con muy buena salud, una realidad que discrepa bastante de la de nosotros, quienes te alimentamos, te pagamos y te subimos al poder.

Seguro no me conoces ni te importa, pero tengo que decirte con respeto que, sin nosotros no serías nada, no tendrías algo que manejar, dinero para enviar a tus hijos a estudiar al exterior y mucho menos las lujosas vacaciones que te das como el sibarita que eres.

No pertenezco a la élite, no soy miembro de ningún club, no tengo finca, ni siquiera carro; quien te habla es alguien que nació en un suburbio estrato 1, que aún vive en barrio popular y hace parte de la clase baja de este país, esa que tanto desprecias pero que en fechas electorales te esfuerzas por abrazar, para luego hacerte una asepsia rigurosa lejos del ojo público. Aunque disimules, el repudio se nota, cosa bastante ilógica e incongruente con tu oficio, servir al pueblo.

Quiero contarte, por si no te enteras, que la realidad de Venezuela no es más escandalosa que la de nuestro propio territorio. La Guajira sigue viendo a sus hijos morir de hambre, el agua escasea y no parece mejorar. Nuestro suelo se desangra por la extracción minera, en muchas zonas de esta nación no hay agua potable, ni siquiera acueducto ni alcantarillado, sin embargo, la cuenta de cobro llega puntual para atormentar a los más desvalidos.

Bueno, entre otras cosas, ¿al fin en qué terminó la investigación de aquel suceso fatídico en el que dos soldados cayeron de use helicóptero?, ¿quién es el responsable de la muerte de Jorge Enrique Pizano y de su hijo?, ¿por qué aún no se han señalado y llevado a la justicia los responsables del caso Odebrecht en Colombia?, ¿por qué le mentiste al país afirmando que el 19% de IVA no iba a tocar la canasta familiar?, ¿por qué el IVA trepó del 16 al 19% si en campaña aseguraste que se reducirían todos los impuestos?, ¿por qué sigues infundiendo terror en los menos conocedores con ese estulto discurso de “salvar a Colombia del Castrochavismo”, que resulta tan cansino como trabajar, sabiendo (como van las cosas) que esta generación no sabrá que es pensionarse?, pregunto. Vale, aquí lo dejo.

Y a ti lector, que haces parte de la clase trabajadora, que sepas que eres, junto a mí, la base de la pirámide en la cual se cimentan las demás clases más favorecidas; comprende que sin ti, el comercio estaría inmóvil, las industrias no existirían y si lo hicieran, no funcionarían igual. En definitiva, el intercambio social no existiría como lo conocemos hoy.

Al poderoso no le interesa ir a la plaza de mercado, tampoco dañar su manicure o su estilismo haciendo el aseo de su casa y mucho menos de casas ajenas, no se siente atraído por ser operario en fabricas que pagan tan poco, sometiéndose a horarios tan extenuantes, rayando en lo inhumanos, no está dispuesto a servir a nadie, mucho menos estar de mesero en restaurantes de minúscula categoría… todo lo que a él le fastidia y le horroriza lo haces tú. Por todo esto y más, haz respetar tu valor en esta cadena social y “alimenticia” tan rampante, este 27 de octubre vota a conciencia. No te vendas por unas cuantas tejas, por una moto o un carro.

Si te vendes, tu recompensa será inmediata, pero te la cobrarán con leyes supresoras durante 4 largos años y los que le sigan (acuérdate cómo ha avanzado el “temporal” 2 x mil), mientras si votas por ideas realizables y no por partidos, la recompensa será progresiva, amplificada y duradera.

Este lugar te pertenece, así que sal, vota. No botes tu futuro, el de los tuyos, el de todos.