
7-febrero-2020.

Quienes conducimos por lo general nos acordamos de los ciclistas solamente cuando se nos aparecen de la nada a dos milímetros del parachoques. También cuando salen en grupos de a tres, uno al lado del otro en una vía de un solo carril, donde son difíciles de rebasar. Y también cuando el ciclista va por bicicarril pero trae detrás a un pariente sobreprotector en tremenda camioneta bloqueando a una larga fila de carros.
Sin embargo, son miles los ciclistas que salen a la calle todos los días, aproximadamente 5,4% de los caleños según cifras del Centro de Diagnóstico Automotor del Valle. Algunos usan los 110 kilómetros de ciclorrutas y bicicarriles que dejó la alcaldía de Armitage (tres veces lo que había en 2015), pero la gran mayoría simplemente van entre los carros como siempre lo han hecho. Entre las razones está que no se planeó el ingreso y la salida de los ciclistas a las ciclorrutas, por lo que deben hacer maromas para usarlas. Otra razón es que los motociclistas invaden estas vías. Al final del día, como en toda población, hay ciclistas responsables y otros más bien imprudentes.
Por eso me llamó la atención positivamente este ciclista que, en medio de la lluvia, se bajó de su bicicleta a recoger los escombros y ramas que quedaron de una fuerte tormenta:
Aunque los escombros no le estorbaban a él directamente (podía haber circulado por el bicicarril paralelo sin problema), prefirió bajarse y, en medio de los carros, recoger los objetos que comprometían la movilidad de los vehículos en dos de los carriles de la Avenida Pasoancho de Cali. Con ese gesto nos da ejemplo de solidaridad considerando que todos, ciclistas y conductores, somos iguales en la vía. Y los prejuicios que nos puedan haber dejado ciclistas imprudentes en el pasado no aplican para la gran mayoría de usuarios responsables de la bicicleta.