20-enero-2020.

Una mujer me entrega un periódico en la calle.  Cuando llego a la oficina, Tatiana, capricornio, me pide que le lea su horóscopo.  Descargo lo que llevo y así lo hago.  Menciona algo sobre el amor y que es necesario tomarse un buen descanso.

“Como que no saben que pase dos semanas echada al lado de una piscina”, dice apenas termino de leerlo.

El mío, acuario, dice que debo poner punto final a lo incierto porque no tengo nada que temer, pero lo tomo como un aviso de muerte, pues ¿qué más incierto que la vida misma?

Justo después de esa frase desconcertante, leo que las vibraciones planetarias están a mí favor.  Lo último que me informan es que el amor aparece en medio de un gran conflicto”. “Claro”, pienso, “el conflicto de lo incierto.”

No sé qué hacer con esa información, así que decido ir a servirme un café y ponerme a trabajar.

Que alguien, quien sea, diga qué va a ocurrir me causa intriga. No dejo de darle vueltas al tema durante toda la tarde. El futuro es casi tan enigmático como la muerte y nos raya la cabeza a todos; un dolor, pienso, del que es fácil lucrarse con una buena estrategia de mercadeo.

Al caer la tarde busco una página relacionada con el tema y doy con una que ofrece servicios de psíquicos en línea. Doy clic y aparecen varios: Una mujer que se hace llamar “El espíritu del amor”, un tal Maestro Roy, que tiene cara de haberse enfiestado ayer, y Ariolo, un personaje con pelo rasta que le llega casi a los hombros, entre otros.

Me decido por Psíquica Alexa, una mujer de pelo negro largo y labios carnosos pintados de rojo que, creo, es la que más se acomoda al concepto de psíquico(a) que llevo en mí cabeza.

Le pregunto, en un chat, que si realmente puede predecir el futuro.  Me responde que solo Dios puede hacer eso.

Luego le pido que me diga que qué es exactamente lo que hace.  Me cuenta que es una Clarividente que siente energías y ve muchas cosas. “En las almas”, concluye.

Tiempo después confirma que sentir energías es su especialidad, junto con saber si algo va a pasar, pero vuelve y recalca que solo Dios conoce el futuro.

Me parecen respuestas genéricas, pero no quiero fastidiarla, así que no escribo nada más y me limito a leer lo que conversa con los demás.  A una tal Nadia, por ejemplo, le dice que se está conectando con su energía, y a Carmen que la espera en privado para usar su orgonita.

No puedo leer más porque Alexa se desconecta. imagino que inicia una sesión privada en la que le van a pagar y no a preguntar bobadas.

Ella debe saber de qué trata lo de las vibraciones planetarias, pero perdí la oportunidad de preguntárselo.

Ya les contaré cómo me va con ese amor trágico rodeado de conflicto.