5-noviembre-2019.

Por: Jorge Andrés Villegas.

Si usted ve el titulo de esta columna, podría pensar que se trata de una linda frase de algún coach motivacional que busca tu superación y que despiertes al líder que hay en ti. Si eso pensó, véalo de nuevo. Ahora cierre los ojos y sienta esa mirada de su mamá con los brazos en posición de jarras, recriminándolo por no atender consejos lanzándole esta proactiva frase, junto cuando usted se equivocó.

“Me encanta el detalle”, versión personalizada de doña Mary del conocido “le dije”, pero con gran dosis de sarcasmo adherido. Era la frase usada cuando mi mamá me decía que dejara inconcluso un juego de escondite o incompleto un clásico de Metegol, y que me entrara porque me iba a arder, que me bajara de el árbol de mangos porque me descalabraba o que no tomara más agua pegado del grifo porque me embuchaba*. Al no seguir esta exhortación con consecuencias, terminaba indefectiblemente ardido, escalabrado yo embuchado o a veces con las tres afecciones al tiempo.

En el mundo de los negocios existe más de uno con el cuerpo roto por no seguir recomendaciones de nadie y seguir únicamente el indómito corazón del emprendedor, que aunque es importante que tenga esta característica, implica que también tome decisiones con base a sus posibilidades, las experiencias anteriores, propias o ajenas, y sobre todo, al resultado esperado. ¿Cuento con los recursos suficientes? ¿el cliente es lo suficientemente bueno? ¿puedo mantener el estándar de calidad una vez cerrada la negociación?

Estos son los llamados estimativos y si usted no los tiene, pues primero consígalos y luego, sí arranque, sino quiere terminar siendo parte de las estadísticas de niños caídos de un árbol de guayabas o de una bicicleta mongose**

*Embucharse. Falsa sensación de llenura causada por la ingesta inmisericorde de agua. La falta de apetito subsecuente podía ser tratada de forma terapéutica por una chancla Cauchosol talla 37.

**Mongoose. Bicicleta BMX que yo nunca tuve.