octubre 1, 2019

Por: Juan David Garzón.

Encontrando a Cecilia en los ojos de La Ché

Tiene más de 157.000 likes en su página de Facebook, dos libros impresos y una comunidad de Instagram que supera los 57.000 seguidores y que comparte cada una de sus publicaciones. Cecilia Ramos “La Ché” es tal vez una de las ilustradoras colombianas con más éxito en redes sociales y para esta edición de la Revista El Clavo, la tenemos en nuestra portada y podemos conocer qué piensa esta artista creativa: De la viñeta a la realidad.

¿Quién es Cecilia Ramos “La Ché”?

Soy una ilustradora, viñetista y humorista política Caleña (nací en Pasto, pero he vivido toda mi vida aquí), soy egresada de Diseño Gráfico de la Universidad del Valle, he ejercido todo este tiempo como diseñadora y hace más o menos unos cinco años decidí dibujar. Dibujar mucho más de lo que hacía antes, salir del clóset de dibujante de la casa y más bien mostrar lo que estaba haciendo con una marca que era mi firma, que es La Ché. Empecé a hacer unos dibujos y a la gente les gustó mucho, y los he seguido haciendo durante todo este tiempo.

¿Qué te hizo click para iniciar una carrera en la ilustración?

Fue un agotamiento con el tema laboral porque había estado bien, trabajando como diseñadora gráfica durante bastante tiempo, creo que había trabajado unos diez años, y quería algo más, quería como trabajar en ilustración que es lo que realmente más me gustaba hacer. Decidí abrir una página de Facebook simplemente para mostrar mi trabajo de ilustración y lo que estaba haciendo. Esa fue realmente la motivación inicial, para mostrar lo que hago en dibujo a ver qué pasa, pero nunca planeé que existiera un personaje o hacer humor gráfico, jamás lo pensé. Yo primero abrí la página y le puse La Ché, simplemente porque me dicen “Chechi” y La Ché era como un resumen, porque era corto (para un tema de marca) y empecé a poner mi trabajo ahí, pero realmente no pasaba mucho. Todo lo que ha pasado de ahí en adelante ha sido porque un día decidí hacer una viñeta y dibujarme a mí misma con algo gracioso y de ahí para allá ha sido como una bola de nieve todo lo demás… simplemente ha pasado.

¿La Ché tiene algún referente en quien se inspiró?

No, para nada, todo lo que ha pasado alrededor de La Ché ha sido de una manera súper espontánea. El primer dibujo lo hice con lo primero que encontré en mi escritorio: un taquito de papel de esos de anotar y un micropunta. Hice un “mamarrachito” donde yo me dibujaba, no estaba haciendo un estudio muy riguroso de un personaje o de nada, simplemente me dibujé, hice algo y lentamente ha ido evolucionando, el trazo y el estilo. Con el tema del humor, el humor de La Ché es una cosa muy sencilla, muy naif y después de estar haciendo un humor autoreferenciado o autobiográfico, intenté entrar a los medios de comunicación y logré entrar al periódico El Espectador. Pero el periódico es un medio de opinión política, entonces me fui a opinar políticamente allí. Inicialmente no estaba contemplado hablar ni de política ni de religión, dejar esos temas aparte porque son como delicados, pero el espacio del periódico era uno para hablar de eso entonces por eso al final termino yo entrando en el humor político.

¿Vos creés que en Colombia la opinión/reflexión política, le llega más a la gente cuando es en ilustraciones?

Yo creo que los dibujos o el humor político resumen de una manera muy sencilla sentires y opiniones de la gente. Obvio, es mi opinión que trato que a veces se refleje en la de los demás, pero claro, resume todo porque es sencillo cómo una idea muy complicada, como podría ser el racismo o la homofobia, uno la pueda representar incluso sin palabras, con un gesto. Y le llega a mucha gente y, si claro, creo que es muy poderoso el humor político. Creo que no va a dejar de existir: en estos días, nos encontramos con las noticias de que han estado cerrando los espacios de los humoristas políticos en periódicos como el New York Times, pero creo que es una expresión humana la sátira y el burlarse del otro. Yo creo que siempre va a estar ahí porque es importante, lo necesitamos.

¿Cómo ha sido llevar la experiencia de La Ché a dos libros impresos?

Digamos que después de que vi que estaban pasando cosas con lo que yo estaba haciendo, entonces lo tomé muy en serio y decidí ponerme unas metas. Una de las metas era entrar a un medio de comunicación y trabajar ahí, que creo era necesario para mí como profesional. Lo segundo era definitivamente hacer libros, entonces yo fui a buscar eso, me propuse: este año tener mi primer libro. Ya tenía material suficiente y casualmente por esa época abrieron una convocatoria aquí en Cali que se llama Estímulos Cali (en 2016, creo) y abrieron justo la beca para humor gráfico y me la gané. Aproveché ese apoyo que daba la Alcaldía a través de la Secretaria de Cultura de Cali para tener esos recursos y poder hacer mi primer libro. Creo que era necesario porque, aunque está bien tener un reconocimiento en redes sociales, que ha sido fundamental para que la gente me conozca, siempre he pensado que los libros trascienden más y tienen mucha dignidad: tú tienes un libro en tu casa y va a estar contigo mucho tiempo y, además, no es sólo para ti sino tu hijo, tu sobrino o tu pareja. La sensación y toda la experiencia táctil que tú percibes creo que no se va a perder. Yo quería eso para mí porque yo todavía conservo mis libros de niña, entonces dije: quiero eso para La Ché, quiero conservar mi trabajo de esta manera porque en redes sociales no son ni quince minutos de fama sino un minuto. Es como una información que aplasta a la otra constantemente a una velocidad increíble y creo que un libro es esa cosa digna que le quería dar a mi trabajo en ese momento.

¿A qué o a quién le daría clavo y por qué?

¿Clavo? ¿Como de crítica? A algunas ideas: yo creo que es incluso más importante que a las personas. Hay personas buenas que a veces tienen ideas equivocadas. En humor político me toca irme directamente, pero con La Ché que realmente soy yo critico mucho la idea del trabajo y de cómo funciona y cómo estamos funcionando como sociedad con el tema del trabajo. Eso me gusta cuestionar, y a eso le daría Clavo, a la idea de nosotros somos nuestros propios opresores y somos nuestros propios esclavos, cómo el tiempo que tenemos de vida lo desperdiciamos con la idea de estar muy ocupados, de no tener tiempo para las cosas importantes, entonces si algo tengo que darle Clavo es a la idea del trabajo esclavo.