
Gastos innecesarios en el gobierno Petro.
Por: Jonathan David Tangarife Quintero.
Revista El Clavo.
Hace unas semanas escribí una columna titulada “Gobierno austero”, en la que resalté y expliqué el plan de austeridad planteado por el Gobierno Nacional actual. Ahora, el pasado 3 de octubre se dio a conocer documentación sobre una serie de gastos irracionales llevados a cabo por funcionarios nombrados por Gustavo Petro.
Por medio de la orden de compra 96538, el Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre), a través del señor John Erick Valencia Páez, contrató la adquisición de electrodomésticos para dotar las casas privadas de Gustavo Petro y Francia Márquez.
El dilema está en el hecho de que, entre las adquisiciones, se encuentra, por ejemplo, un televisor de $27’499.900, dos vitrocerámicas por un total de $34’815.000 y plumones de plumas de ganso por $8’159.800: todos representan gastos innecesarios y exagerados; ¿acaso no hay televisores y vitrocerámicas más baratas? Y ni hablar de lo negativamente simbólico que resulta que un gobierno amigo de los animales adquiera plumones hechos a partir de plumas de ganso.
Quienes votamos por este gobierno confiamos en que ni Petro ni Francia tienen responsabilidad directa en este derroche, pero de igual manera deben asumir una parte de la culpa (principalmente el presidente) por nombrar personajes cuestionados en cargos importantes, como Mauricio Lizcano como director del Dapre.
Por otro lado, resulta incoherente hablar de austeridad en campaña y una vez elegidos, y luego permitir que este tipo de situaciones se presenten. La austeridad empieza por aquellos que están arriba, por quienes tienen más poder. Urge que el plan de austeridad propuesto por el gobierno se efectúe, pero también que caigan las sanciones pertinentes sobre los responsables de esta clase de derroches.
Asimismo, es complejo entender la “lógica” de algunos medios de comunicación y de varios sectores políticos, ya que, en su momento, cuando Iván Duque se gastó 46 mil millones de pesos en publicidad durante su administración (según la Fundación para la Libertad de Prensa), o cuando, tras la llegada del entonces presidente en el 2018, el Dapre adquirió televisores por 41 millones de pesos, una vajilla de 118 millones de pesos, lencería y sábanas por 84 millones de pesos, etc., por ejemplo, no hubo tanta difusión de la información como está sucediendo ahora con el tema principal abordado en esta columna: hipocresía pura y dura.

Quienes realmente somos objetivos tenemos el deber de celebrar el actuar del gobierno que escogimos, pero también de criticar y cuestionar cuando la situación lo amerita (como en este caso). No podemos olvidar que todo funcionario público es empleado de la ciudadanía, por lo que están en la obligación de rendirnos cuentas. Esa defensa ciega y parcializada del sector uribista durante los gobiernos de Álvaro Uribe y hasta durante el periodo de Iván Duque, fue lo que permitió que los entonces presidentes hicieran y deshicieran con el país, como se dice popularmente. Quienes votamos por el gobierno del cambio no podemos repetir la historia.
Esquirlas: la Fiscalía General de la Nación anunció que, durante la pandemia del COVID-19, los funcionarios de aquella administración “desaparecieron” 3 billones de pesos del sector salud. ¿Nos sorprende?
