- Las cortinas de peluche, con flecos, con ojos tristes de Giordano y una lengua afuera.
- El sticker de la Virgen del Carmen.
- El perro de buseta, con su cuello dislocado.
- La amiga-moza-amante-pseudonovia de jeans blancos en el asiento de adelante que exhibe el decorado de las uñas de sus pies.
- El ayudante maldito y su frase: “colaboren con dos filas, atrás hay espacio”
- La foto del hijo recién nacido del chofer y su particular nombre. Ejemplo: Zuhari Yahaira, Winston Snéider.
- La imagen del rostro de Jesucristo mirando hacia arriba con su corona de espinas en el vidrio que separa la cabina.
- El zapato de bebé colgado en el espejo retrovisor.
- El sticker de Piolín estilo gánster.
- El timbre con la melodía de la lambada.
- La emisora chabacana –sí, la del locutor que grita y se ahoga- a todo volumen.
- Los calzones invertidos (como los de la tía) arriba de los asientos. (Aplica sólo para buses transmunicipales).
- Los mensajes de amor rayados en los espaldares y otros clasificados calientes. Ejemplo: “Me llamo Pancho y busco amigos descomplicados. Llámame 319 889…”
- Las calcomanías con profundos y filosóficos mensajes:
- Adelante sólo peluches saladitos.
- En la selva Tarzán grita, pero aquí se timbra.
- Cargue al chiquito o pague el pasaje.
- Si le cogió la tarde, no es culpa del motorista.
- Cuidado con los cachos al bajar.
- Si su niño es hijo del motorista, no paga pasaje.
- Aquí todo es bueno: la música, el carro y yo.
- Pague con sencillo, siga por el pasillo y cuide su bolsillo. Evite molestias al conductor. Saque la menuda.
- No exija velocidad, su madre lo espera.
- Si va de afán, a la próxima coja taxi.
- Si su hija sufre y llora, ¡es por un chofer, señora!
- Como cliente me interesa, como pato me perjudica.
- .No soy creído pero tengo tremendo pipí.
- La panza de Buda del conductor.
- La palanca de cambios con la imagen del Señor de los Milagros.
- El vendedor de bananas y su triste historia del hijo de diez años que hace veinte está en el hospital.
- Los raperos que cantan lo lindo que es trabajar y lo feo que es apuñalear y atracar.
- La señora de los treinta bultos que ocupan cinco sillas.
- El tipo que, así haya espacio, te rastrilla.
- La señora que timbra la parada y grita: “Oiga, ¡¿Me va a llevar a la casa de su madrecita?!”
- La viejita o la mujer embarazada que justo aborda, cuando por fin has logrado puesto.
- El padre nuestro que rezamos cuando al chofer le da por pelear con otro bus.
- El señor de la chucha radiactiva.
- La esterilla de pepas de madera en el asiento del conductor.