El líder opositor de Venezuela anuncia que llegó a Colombia para encuentro convocado por el presidente Petro.

Juan Guaidó, quien durante un tiempo fue reconocido como presidente por varios países -entre ellos Colombia- atravesó la frontera a pie y llegó para participar en la cumbre internacional de diálogo que buscar devolver la democracia y el levantamiento de sanciones a Venezuela. El encuentro fue convocado para mañana por por el presidente Gustavo Petro.

“Acabo de llegar a Colombia, de la misma manera que lo han hecho millones de venezolanos antes que yo, a pie”, informó el dirigente en sus redes sociales en la madrugada de este lunes.

“He venido en el marco de la cumbre convocada por el Presidente Petro este marte 25 de abril, y solicitaré reunión con las delegaciones internacionales que asistirán”, agregó.

Guaidó cruzó la frontera, probablemente, caminando como ya lo hizo en una ocasión cuando en el gobierno del presidente Iván Duque se realizó un acto político en el que se anunció un cerco diplomático contra Maduro.

Juan Guaidó recibió honores militares una vez cruzó la frontera hacia Colombia. Foto: El Tiempo

En esa ocasión fue recibido con todos los honores porque Duque lo consideraba el auténtico presidente de Venezuela. Una condición que Petro no lo otorgó.

“Espero que la cumbre pueda garantizar que el régimen de Maduro regrese a la mesa de negociaciones en México y se acuerde un cronograma creíble para unas elecciones libres y justas como solución al conflicto”, es la solicitud central con la que llega Guaidó a Colombia. 

“A pesar de riesgo que implica salir nuevamente a buscar apoyo del mundo para los venezolanos, como lo he hecho antes, no voy a dejar de hacerlo”, advirtió Guaidó.

La capital del país será sede este martes 25 de la Conferencia Internacional sobre la crisis política en Venezuela. De su éxito que puede ser, por ejemplo, descongelar los diálogos entre el oficialismo y la oposición, Petro puede dar pasos solidos en su propósito de convertirse en uno de los líderes regionales.

Para esto, Petro ha sostenido cuatro reuniones con Nicolás Maduro y ha puesto a su gobierno a mirar a Caracas. El canciller, Álvaro Leyva y hasta la primera dama Verónica Alcocer también han visitado el Palacio Miraflores. De los encuentros abundan los testimonios gráficos de abrazos y sonrisas.

La cita que viene, en la que, según fuentes de la Casa de Nariño, habrá al menos delegados de 20 países, recibió un impulso en el encuentro de Petro con Biden.

De hecho, el mandatario demócrata designó a un equipo de primer nivel para viajar a Bogotá. Estarán Juan González, asistente especial del presidente y director principal del Consejo Nacional de Seguridad para el hemisferio occidental; Chris Dodd, asesor presidencial especial para las Américas; y Jon Finer, principal asesor adjunto de Seguridad Nacional del presidente.

“Expresamos nuestro compromiso compartido de apoyar y contribuir a la solución de la situación en Venezuela”, dice la declaración conjunta de los dos gobiernos. “Quedó planteado sobre la mesa una estrategia que es hacer primero elecciones y luego levantar sanciones. O paulatinamente, en la medida en que se vaya cumpliendo una agenda electoral, que se vayan levantando también esas sanciones”, detalló Petro sobre su conversación con el presidente de la superpotencia mundial.

Sin embargo, la tarea no será fácil. “Es difícil entender el papel del gobierno colombiano”, afirma Catalina Lobo-Guerrero, autora del libro ‘Los restos de la revolución: Crónica desde las entrañas de una Venezuela herida’. “Petro dice que no es mediador, pero está tratando de propiciar acercamientos entre las dos partes, como lo intentaron antes otros mandatarios o figuras políticas en procesos de negociación anteriores que fracasaron en República Dominicana, Barbados y México”, recuerda la investigadora.

“El problema, agrega ella, es que como facilitadores, que deben generar confianza entre las dos partes, no han empezado con el pie de derecho, hay que ver las declaraciones y la actitud del embajador en Caracas, Armando Benedetti, hacia líderes de la oposición venezolana”.

El diplomático en un momento llegó a calificarla de “chistosa” lo que produjo el natural enojo de quienes han vivido bajo la represión.

“Por otro lado, al gobierno de Venezuela lo que le interesa para volver a sentarse a la mesa de negociación es que Estados Unidos le quite las sanciones. Dudo que la facilitación de Petro pueda lograr eso”, dice ella.

Para el analista Pedro Viveros hay que valorar el encuentro con el punto de inflexión que, para él se marcó en la reunión de la Casa Blanca. “La cumbre en Bogotá sobre Venezuela tiene un giro importante en el sentido que se cambió el objetivo de sacar a Maduro del poder y lo que vienen a conversar es cómo devolverle la democracia a ese país”.

Para este experto en política internacional, “con ese enfoque, más amplio, puede haber espacio para que con la ayuda de Colombia y Estados Unidos se incida en un futuro cercano en la vuelta al respeto electoral, derechos humanos para todos, derechos de la oposición, prensa libre y garantías de los actores políticos incluido el maduro-chavismo”.

Viveros pronostica, entonces, que “es muy posible que no será una sesión de diálogo contra nadie sino a favor de la democracia. Pero, ¿a quién le sirve? “A los presidentes Petro y Biden les conviene porque al colombiano lo pone en el plano de resolver una dura crisis política internacional de dos décadas y al norteamericano le permite sacar de la agenda interna los problemas de Venezuela antes de noviembre cuando comienza la siempre dura batalla electoral”.

La analista Paula Ruiz define lo que ocurre como “un alineamiento pragmático de los Estados Unidos hacia la situación en Venezuela” con las posiciones que Petro exhibió incluso desde la campaña.

Esta profesora de Relaciones Internacionales Universidad Externado recuerda que Petro en 2022 prometió restaurar las relaciones bilaterales con Venezuela -rotas desde el gobierno del presidente Santos y sin posibilidad de encuentro en el de Iván Duque- y cumplió tras entrar a la Casa de Nariño. “Petro ha sido coherente”, dice ella y ahora busca ir más allá y “tener un rol principal para ayudar a la transición democrática de Venezuela”.

Un país que se ha convertido en un refugio para los grupos armados ilegales colombianos. Allí a manera de santuario están los miembros de la cúpula del Ejército de Liberación Nacional, ELN; que ahora mantienen negociaciones con el Gobierno colombiano; Iván Márquez, traidor del Acuerdo de Paz firmado entre las Farc-Ep y el Gobierno en 2016 y ha sido la tierra donde han muerto de manera violenta Romaña, Jesús Santrich, El Paisa, entre otros miembros de las facciones de la guerrilla que se dedicaron al narcotráfico y que dejaron sus vidas aferradas a los fusiles.

En este contexto, el internacionalista Rafael Piñeros se muestra escéptico frente a los resultados que puede arrojar el encuentro del martes: “Lo que se busca es subirle el perfil a un régimen dictatorial para que sea admitido de nuevo en el escenario latinoamericano”, dice él.

Guaidó nació en La Guaira el 28 de julio de 1983. Fue diputado nacional por el estado Vargas (actual estado La Guaira) y dirigente del partido Voluntad Popular. El 5 de enero de 2019 fue designado como jefe del parlamento venezolano. Entre enero de 2019 y enero de 2023, se juramentó como presidente encargado de Venezuela con reconocimiento parcial de su mandato.

Pero hubo otros sectores que no lo consideraron así. De hecho, en Colombia los hoy dirigentes del Pacto Histórico siempre lo consideraron como una figura decorativa. Sin embargo, la pregunta que ahora gravita en el ambiente es cómo lo recibirá el presidente Petro en momentos en los que el mandatario colombiano pide escuchar a todas las voces de Venezuela para que haga un transito hacia una democracia plena y así Estados Unidos levante las sanciones económicas.

El Tiempo.