El animal, que se escapó del bioparque Ukumarí, fue entregado por el circo de los Hermanos Gasca.

Pancho era uno de los animales más queridos del Bioparque Ukumarí. Allí estaba desde el 2015 después de estar varios años en el antiguo Zoológico Matecaña, lugar al que llegó después de estar bajo la carpa del circo Hermanos Gasca.

En el lugar, por varios momentos, estuvo acompañado por Chita. Los visitantes, quienes curiosos se acercan a su hogar, los miraban fijamente, les tomaban fotografías y buscaban llamarlos con sonidos y gestos.

Pancho y Raúl Gasca.



El día a día de Pancho
, un chimpancé de 30 años, era jugar con los obstáculos de su hábitat y compañera.  Sin embargo, su historia acabó en la noche del 23 de julio tras escaparse del parque.

Su nombre apareció en los titulares de todo el país cuando el alcalde de la capital de Risaralda, Carlos Maya, anunció por medio de su cuenta de Twitter que se había fugado en horas de la noche.

“Queremos informar que se ha escapado un chimpancé de @bioparqueukumari. Estamos en un proceso de pronta recuperación con protocolos de seguridad”, reportó en su momento.

Tras esto, las autoridades correspondientes le pidieron a la comunidad que se resguardara en sus casas y evitar todo tipo de contacto. 

No obstante, no pasó mucho tiempo antes de que lo encontraran.El animal fue localizado en el parque Consotá, de la caja de compensación familiar Comfamiliar.

Caos en el aeropuerto Matecaña por un chimpancé en fuga

Esta no era la primera vez que Pancho salía de un zoológico en busca de nuevos espacios. 

El 3 de diciembre de 2007, hacia las 8 de la mañana, el simio quitó los candados de su jaula en el Zoológico Matecaña, se saltó las rejas y emprendió rumbo a la terminal aérea de la región.

Sorteando automóviles y buses cruzó calles y avenidas hasta el aeropuerto. Allí, moviendo sus ágiles brazos y pesadas piernas, entró como cualquier otro pasajero por la entrada número 1 del aeropuerto. Tras esto, caminó hasta las oficinas administrativas

“Entró sin hacerle daño a nadie”, dijo en ese momento Delio Orjuela, médico veterinario y director Técnico del Zoológico Matecaña.

Según vendedoras de alimentos de fuera del aeropuerto, el chimpancé saltó la malla que separa el parqueadero de los carros de la plataforma del aeropuerto. “Vimos que brincó y se metió a la pista. Se veía contento saltando por todo lado”.

Minutos después, cerca de las 8:30 a.m., el terminal aéreo paralizó todas sus operaciones para evitar algún accidente. Según el director administrativo del aeropuerto, Panchito se paseó en medio de la gente, que se acercaba para tomarle fotos.

Así estuvo durante casi 20 minutos, hasta que funcionarios del Zoológico lograron sedarlo y finalmente regresarlo a su jaula.

El fatídico final de Panchito y Chita

Sedarlo fue la opción más viable en el incidente del 2007. Esto, debido a que no fue agresivo con la gente de su alrededor y, al parecer, habría sido manejable.

Desde muy joven, el primate estuvo acostumbrado al contacto humano, pues durante nueve años estuvo bajo la carpa del circo de los Hermanos Gasca.

Sin embargo, la situación del domingo 23 de julio fue muy diferente. Pancho se escapó junto a Chita, una chimpancé hembra de más de 40 años. Ambos lograron salir de sus jaulas debido a “un error humano”, más no por algo de infraestructura como tal.

Ella es Chita, la chimpancé que fue sacrificada en Pereira

Así mismo, la situación ameritó que se activara un código rojo, lo que significaba que los animales podrían ocasionar la muerte de un ser humano.

“Cuando el animal sale del área de protección, el protocolo es ese. Con todo el equipo de veterinarios y expertos dijimos: ‘Vamos a darle la posibilidad, si el animal está resguardado y quieto, le damos con los dardos, pero es muy complejo'”, contó Sandra Correa, gerente del bioparque.

No obstante, no pudieron esperar el efecto de un dardo ya que podía tardar entre 10 y 30 minutos y los animales estaban cerca a unas cabañas llenas de turistas.

“Vivir en este planeta es muy duro. Doy mi vida por los animales. Yo vi a mi gente llorar. Lo dieron todo, pero no se podía perder vidas humanas”, argumentó.

Recordó que Chita, de 40 años, era una chimpancé muy querida, especial, comía manzana, mantequilla de maní, helados. Ella era quien mandaba a Pancho, de 30 años, quien “era malgeniado”.

El Tiempo.